Auch...

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Era bastante tarde, y yo como siempre para la época de exámenes finales, salía a esa hora de la biblioteca; creo que pasar tantas horas en ese lugar les hace daño a mis riñones, las ganas de hallar un baño eran enormes. Corrí hacia el más cercano, para encontrarme con que el de chicas estaba fuera de servicio; miré a todos lados, asegurándome de que no hubiera nadie para entrar al baño de chicos, en realidad, no me agradaba mucho la idea, pero, era eso o que mi vejiga explotara.
A punto de salir del cubículo de baño, un grupo bastante grande de chicos entraron hablando de un entrenamiento, supongo que son los chicos del equipo de básquet, así que me quedé totalmente inmóvil hasta que todos salieran de allí. Los minutos se hacían eternos, y yo que creía que las chicas tardábamos en el baño, cuando ya todos se habían ido, salí de ahí. Abrí la puerta y estuve frente a un chico muy apuesto, alto y sin camisa, pude sentir como mi cara se ponía de todas las tonalidades posibles. No sabía qué hacer, así que di la vuelta, y como si mi torpeza hubiera confabulado con mi mala suerte, resbalé y golpee mi cabeza contra la puerta del cubículo que hacía unos momentos había sido mi refugio.
Abrí mis ojos con dificultad, todo me daba vueltas, al incorporarme, el chico apuesto del baño estaba sentado frente a mí, me dio una bolsa con hielo para mi cabeza, junto a una amable sonrisa y dijo:
-¿Estás bien?
No pude responder, mi capacidad de articular palabras era nula, no sé si era por el golpe o el hecho de que recién me daba cuenta que no estaba en mi habitación.
-¿Dónde estoy?- logré decir en un hilo de voz
-Estás en mi habitación. Caíste y golpeaste tú cabeza con la puerta de un cubículo de baño y luego quedaste inconsciente, curiosamente estabas en el baño de hombres; como soy buena persona te traje a mi cuarto y no te dejé tirada allí. Ah, por cierto, mi nombre es Tiago, para futuros agradecimientos- dijo sin dejar su postura desinteresada
-Gracias. Mi nombre es Riley
- ¿Por qué estabas en el baño de hombres?
-El de mujeres estaba fuera de servicio- dije sintiéndome muy avergonzada
-Entiendo, y no podías aguantar más
Volví a sentir mis mejillas arder, es que acaso éste chico no puede dejar de hacerme sentir vergüenza.
Intenté levantarme, pero fue en vano, sentía que mi cabeza quería explotar y al parecer mis piernas no tenían ánimos de responder.
-Creo que debes quedarte aquí ésta noche, estás muy débil y no quiero sentirme culpable si te caes de las escaleras- dijo, en lo que quiero creer que fue en tono de broma.
-Lo siento, Tiago, gracias por ayudarme, pero mañana tengo un examen importante a primera hora. ¿Puedes acompañarme a mi dormitorio? No quiero darte la razón después de que caiga por las escaleras
-Claro, ¿En qué ala estás ubicada?
- Ala E
- ¡ALA E! Eso está al otro lado del campus
-Bueno, gracias, iré sola. Espero que no encuentren mi cuerpo tirado en mitad de la universidad por la mañana- dije de forma sarcástica y algo dramática, no es que quisiera que él me acompañase, sino que me era difícil poner los pies en el suelo sin sentir martillazos en mi cráneo.
Tomó su chaqueta, me ayudó a levantar de la cama y salimos, de vez en cuando sentía fuertes mareos. Minutos después, estábamos frente a la puerta de mi dormitorio, era poco más de media noche, así que al entrar debía ser lo más silenciosa posible para no despertar a mi compañera. Miré a Tiago, le agradecí por su ayuda y entré a la habitación; me tiré en la cama sin siquiera cambiar mi ropa, y sin darme cuenta me quedé dormida.

***

El despertador sonó, y tuve tantas ganas de estrellarlo contra la pared, tenía una horrible jaqueca y además de eso, debía lidiar con en gran chichón que salía de mi frente, cualquiera que me viera pensaría que estoy por convertirme en un unicornio. Me arreglé y traté de "disimular" la gran bola que salía de mi frente, pero fue un intento fallido, resignada, tomé dos aspirinas y me dirigí al aula para presentar mi examen.

Terminé mi examen y como tenía varias horas libres, fui a buscar algo de comer. Sentada a punto de devorar mi cup cake de vainilla, alguien lo arrebató de mis manos y se lo llevó todo a la boca.

-¡EY ¡Ese era mi desayuno- dije haciendo puchero
-Lo tomaré como agradecimiento por salvarte anoche- dijo de forma arrogante
-Tiago, me acabas de declarar la guerra, nadie se mete con mi desayuno
-Ya, cálmate, un cup cake no es un buen desayuno, como sea... estaba pensando "yo le salvé la vida a Riley -volqué mis ojos, ¿por qué debía exagerar tanto? -ahora ella puede salvar la mía- mi cara de desconcierto le indicaba que no sabía de qué estaba hablando- te explico, necesito que hagas algo por mí, ésta noche quiero salir con mi novia, pero el imbécil de su hermano nos quiere tener vigilados...
-Aun no entiendo nada, ¿yo qué tengo que ver con eso?
-Pues, tú chica unicornio- dijo señalando mi frente- Tratarás de mantenerlo lo más alejado de nosotros que te sea posible
-No lo sé, he salido con muy pocos chicos en mi vida y ¿qué tal que no llame su atención?
-Tranquila, no irás sola, mi hermana y unos amigos también irán, sólo te necesito como mi elemento sorpresa, entonces, ¿sí?
-Creo que me voy a arrepentir de esto, pero, está bien- dije casi en un suspiro

Esa tarde, después de haber terminado las clases, Tiago y su hermana Sophie, fueron a mi dormitorio para darme una breve descripción de Evan, que era el hermano de la novia de Tiago; Sophie se quedó un rato y me ayudó a escoger lo que usaría esa noche, ella era bastante agradable y muy hermosa, aunque estaba embarazada, se notaba que normalmente era delgada.

Se hizo de noche, y yo un poco nerviosa iba camino hacia el pub que al parecer era de Evan, aún me dolía la cabeza, pero, por lo menos ya no parecía que un tercer ojo iba a salir de mi frente, ya que Sophie insistió en que tuviera una bolsa de hielo allí toda la tarde.


Tropiezo Con El Amor #ConcursoHittoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora