Primera y única parte.

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Me sucedió algo impresionante hoy, o quizá no tanto; luego de una mañana agitada, con gente llena de quejas y molestias las cuales siempre me topo a diario en mi trabajo, ya que me encargo de atender al público. Surgió la tarde, tarde muy pesada de conflictos entre empleados y empleadores. Cumplido mi horario, hora de irme a casa, la misma rutina, al llegar tomar una siesta de 30 minutos para luego preparar todo e irme a clases, en una dura y agobiante ruta que por bajos recursos económicos me veo obligado a tomar a diario.

Durante el camino venia pensando en miles de cosas, cosas como el estres y la depresión que en éste pais llevamos tantas personas encima por malas decisiones de los entes gubernamentales, también en lo impresionante que era la pobreza al haberla vivido en carne propia, tanto la mental como la económica, haber presenciado gente hurgando la basura, y gente con dinero pensando como basura, eso ha enriquecido mi vida a nivel personal y a la larga, mirar el mundo desde todos los puntos con diferentes expectativas. Ver mi país y a mi gente destrozada me destroza.
En el bus solo había gente con mala cara, algunos se miraban mal entre si y otros se gritaban. El rencor y el odio se imponía por doquier, el chofer pidiendo que pagaran primero antes de montarse y asimismo otros se montaban por detrás rápido y con cierta viveza para no pagar, a mi lado una embarazada que había conseguido el puesto después de que una señora dijese en voz alta:

-¿Algún caballero que le de el puesto a una embarazada?

Y tantos otros escenarios que ahí sentado pude presenciar.
Ya a mitad de camino, sofocado por el calor y aturdido por los gritos, mi desesperacion por llegar iba en aumento, de repente alguien con voz muy aguda hace acto en el bus, llevaba una camisa de cuadros, zapatos y pantalon de vestir, en su mano un cuatro, y en su cara un gesto de cansancio pero muchas ganas de cantar.

-"buenas tardes a todos". Dijo aquel hombre con voz aguda, seguido de
una charla que de costumbre en esos tipos de autobuses es habitual escuchar.

"Obviamente quiere dinero, es otro mas que se sube a mendigar, pero bueno para que este matando es preferible que esté cantando".

Dije en mi mente. Ofreció cantar a cambio de una ayuda monetaria para quien pudiese, el resto podía disfrutar del mismo gratis, el tipo realmente tenia talento, se gano la atención de muchos, cosa que no es común ya que la gente esta fastidiada de esos que se suben a pedir. Después de las primeras dos canciones pidió aplausos y sorprendentemente en un bus repleto de gente que no cabia más, los consiguió. Cantó un par de rancheras y cerró con una buena gaita. Le cambio la cara a muchos de los que venían, incluyéndome. Fue una pequeña fiesta, él aclaro antes de cantar que venia a cambiarnos la cara a todos, ¡Y vaya que lo logró!.
Mientras cantaba veía a travez de la ventana y asociaba su musica con la calle, pasaba y veia mi pais destrozado, sucio, carreteras rotas basura por doquier y gente en cada esquina haciendo cola, y este hombre que buscaba traernos alegría para nosotros distraer y el para poder comer. En mi mente seguían rondando muchas cosas, como dónde estoy y quien soy, asociaba todo, fueron muchas emociones. El hombre cerro con la gaita y todos lo aplaudieron, yo saque de mi cartera y le estire la mano con billete de 50, entre tantas manos tendidas la mia era la que tenia el billete con mayor denominacion, en seguida el hombre enfoco la mirada, no a la mano, si no a mis ojos con una mirada intensa y perdida, lo hizo fijamente y lei en sus labios cuando dijo "gracias", un gracias casi que entre sus dientes, un gracias real e increiblemente el más sincero que tratando y atendiendo a clientes en mi trabajo, pues no he sentido en años, fue conmovedor, la verdad me arrugó el corazón ver a ese hombre sudado, sediento de todo, sucio pero al fin y al cabo honrado, agradeciendo y buscando una manera de vivir.
Es la realidad que vivo a diario, no me pude contener, no voy a olvidar esa mirada que decia tantas cosas que no se cómo definir, pero considero fue realmente sorprendente lo que me sucedió.
Totalmente conmovido voltié mi gorra hacia adelante y bajé la cabeza para ocultar mis ojos rojizos y unas lagrimas que venían. Es increíble como la vida coloca tantos escenarios y la gente lo ignora, muchas veces se está distraído de la realidad y es lo que más perjudica aquí aquí en la ciudad, lugar donde la mayoría de los civilizados tienen reloj, pero nunca tiempo. Para quien a observar, encontrará en una mirada; palabras, y en cualquier acontecimiento logrará encontrar...
La felicidad en lo simple.

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