Cambio de look.

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Ya en el salón de belleza, Rubén saludaba a su hermana.

—Hola, Emma.

—Hola, Rubén. ¿Éstas son las chicas?

—Sí, son ellas.

—Okay, entonces... ¿Con quién empiezo?

—Con ella —apuntó a Nora.

— ¿Yo?

—Sí. Mira, Emma —le mostró una foto de Harry que estaba en su móvil—. Éste es el modelo aproximado de cómo quiero que quede el cabello, ¿okay?

— ¡Qué cruel eres! —exclamó ella—. ¡Su cabello casi cubre toda su espalda y quiere que corte mucho!

—Créeme —dijo Nora—. Que yo lo considero un descorazonado sin corazón.

—Te verás bien —le consoló Emma—. No te preocupes. Bien, empecemos. Te haré flequillo y ya verás que al cortar tu cabello quedará igual al de Harry... Ya que tu cabello ya es algo enrulado.

—Bien —asintió Nora—. Comienza.

Luego de unos minutos, Nora ya tenía el pelo corto, flequillo de costado –con alisado- y los rizos resaltados... Harrieth. Rubén la miró y sonrió.

—Te queda bien —comentó.

—Gracias —dijo Nora—. Aunque... parezco mercadera de mercado —tocaba sus rizos.

— ¿Mercadera de mercado? —Arqueó una ceja Pamela—. Claro, porque si tuvieras el pelo sólo un poco más largo, serías mercadera de Shopping.

—Venderás yuyos en la sección de ''Shoes and dress'' —espetó riendo Elena.

—Pues ahí se ven —respondió la rizada—. Por lo menos seré... —se levantó sacudiendo el pelo—. ''La yuyera sexy''.

—Lo de yuyera te lo creo —dijo Pamela—. Lo de sexy mejor déjaselo a los yuyos.

— ¡Já! No quiero pelear contigo... Titirititi, titiririti —hizo el ''Peace Dance''.

— ¡Hum! ¡Tontita! Titirititi, titiririti.

— ¡Estúpida! Titirititi, titiririti...

Se sacudió el hombro, como si estuviera quintándose una pelusa de encima—: ¿Te crees mejor que yo, basura? Titirititi, titiririti...

—Titirititi, titiririti...

— ¡Titirititi, titiririti!

— ¡TITIRIRITI!

— ¡TITIRIRITI!

— ¡Ahh!

— ¡Ahh!

— ¡Basta! —Rugió Rubén—. ¡Tu turno, Pamela!

—Okay... —se encogieron de hombros.

— ¡Já! —Picó Nora—. ¿Y ahora quién será la mercadera, eh?

—Okay —asintió Pamela—. ¡Venderé naranjas a tu lado!

— ¡No! —Vociferó Elena—. ¡Rubén, Pamela quiere arruinar su futuro!

— ¡No! —le siguió éste—. ¡¿Y ahora quién venderá churros en la esquina?!

— ¡Maldito! —exclamó Pamela.

—Oh... —musitó Elena—. Empieza a abrirse más.

—Sí... No es como Sara —miraron todos a Sara, que leía una revista en el sofá—. ¡Hola, Sara!

One Direction... Girl version.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora