Todo parecía estar en calma, el mar, la tierra, el cielo... el único nervioso aquí era mi corazón... cada segundo, cada instante, cada mundo, todos se paraban ante cada movimiento que hacías. Te miré fijamente, te toqué, te sentí, fui bajando lentamente, recorriendo cada curva, observando todo detalle, eras nuevo para mi, un mundo de sensaciones que explorar... eras... ¡mi nueva consola! Por fin podía tocarte, no había mejor regalo que tú, tú, tú... Hasta que me di cuenta de tú precio... ¡Adiós a todos mis sueños!