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(...) Lo intento, pero cuando tiro de la tela se me resbala de los dedos.
-Toma, usa esto -me sugiere, y me ofrece un cuchillo ensangrentado.
No le pregunto de dónde ha salido la sangre.
Rasgo de agujero en agujero muy despacio, con miedo a cortarle. Después le quito las dos perneras, como si pelase un plátano. Tengo que saber la verdad, y no se puede llegar hasta el sabroso fruto sin quitarle antes la capa exterior.
Hablando de fruta apetecible, ya he llegado a su ropa interior.
Con sus calzoncillo delante, le pregunto:
-¿Tengo que mirarte el culo?
-Siempre he querido conocer tu opinión.

Frases de La Quinta OlaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora