Estar enamorada de Jason es un error y Ainara lo sabe ¿Por qué es un error? Porque él ni siquiera conoce de su existencia. Lo peor de todo es saber que él nunca se fijaría en alguien como ella. Hasta la noche en la que se demostró todo lo contrario...
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Definitivamente Arya hizo un gran trabajo. Me veo totalmente distinta a lo que realmente soy. Y me asusta, mucho... Ella me observa en el espejo, se encuentra justo detrás de mí con sus manos colocadas sobre mis brazos.
—Wow, Ainara, te vez hermosa.
Y su mirada me lo confirma.
—Pero...
—Pero, pero, pero. Siempre hay un pero. No entiendo como nunca te vistes así —me señala de arriba a abajo —Siempre tienes que andar con tus camisas gigantes y tus pantalones enormes.
Golpe bajo. Pero resulta que mi manera de vestir es muy cómoda. Puede que la ropa me haga ver...fea pero he llegado a un punto en el que nada importa.
—Es un disfraz...—digo.
Esa es justamente la palabra que me define. Esta Ainara no soy yo. Mis ojos están perfectamente maquillados con delineador y mascara de pestañas. Mis labios con un toque de rosa. Mi vestido es negro floreado. Y mi cabello en una trenza francesa a un lado.
—Solo faltan los tacones. Traigo conmigo estos negros. —Me señala unos, tengo que decirlo, muy lindos.
—Tacones no Arya...
—Suerte que te conozco lo suficiente y traje estos lindos zapatos.
Acepto colocármelos puesto que realmente se ven cómodos y, al menos, tengo puesto algo muy mío.
—Entonces...—digo sin terminar.
—¿Entonces? —Insta Arya retocando su maquillaje.
Suspiro con resignación —Gracias.
—¿Estas agradeciéndome? Por favor, no lo hagas. Solo tienes que decirme que así vestirás a partir de hoy.
Niego con la cabeza tantas veces que me mareo un poco.
—Solo esta noche.
—¿Solo esta noche? Entonces tómalo como un juego. Puedes ser lo que quieras esta noche, solo hoy... Coquetea con chicos, toma tantos tragos como quieras, baila sin parar. Incluso ve y habla con Jason, demuéstrale que existes.
<<Saca pecho, ponte recta y se la Ainara contraria a lo que eres. Ten en cuenta que nadie sabe quién eres, aprovéchate de eso. Hoy tu nombre es...Camille, si, Camille. Pero entonces, mañana volverás a ser la misma de siempre>>
A veces me sorprendo de la mucha imaginación que Arya posee pero...realmente tiene razón. Esta es nuestra noche y solo tengo que disfrutarla, aunque sea siendo algo que no soy. Quiero fingir ser una chica segura de sí misma, una chica valiente y carismática que es capaz de hablar con las personas sin tener miedo.
—A la media noche acabara el efecto —digo como una manera de aceptar su idea.
—¿Y qué? ¿Perderás la zapatilla? —Ella sigue mi juego. Claramente entendió lo que quise decir.
—Quizás, no lo sé. Ojala el que la encuentre sea el príncipe correcto...—murmuro y no puedo evitar imaginar esa escena. Pero...solo logro imaginarme a una persona encontrándola, Jason.
—Claro que será el correcto porque una princesa como tú no se ve todos los días. Eres como Cenicienta, Ain.
—Esto que tu llamas una princesa no soy yo. Es más, podría ser Anastasia fingiendo ser Cenicienta.
—¡Patrañas! La protagonista eres tú. La princesa eres tú. Cenicienta desde un principio fue hermosa solo que las circunstancias la hicieron verse fea y entonces justo en el momento perfecto un hada madrina apareció. Yo soy tu hada.
—Solo tienes que decir las palabras mágicas. ¡Tendrías que haberlas dicho desde el principio!
—¿Qué más da? ¡Bibiti babiti bu! —hace un gesto extraño con sus manos que resultó ser un desastre. Juntas estallamos en carcajadas porque su expresión realmente fue graciosa. Un claxon interrumpe nuestro momento e informo de inmediato a Arya, quien ahora respira agitada.
—El taxi llegó —Informo a Arya.
—Ya lo escuché, solo deja que me ponga los pendientes –dice yendo hacia su bolso de dónde saca unos increíbles pendientes plateados y rápidamente se los coloca
Arya resulta ser una chica maravillosa de ver y es que su cabello rubio le queda a la perfección y ese vestido turquesa hace resaltar más su piel blanca. Yo por mi parte no puedo dejar de mirar el reflejo tan desconocido que proyecto en el espejo. Esta noche probablemente estoy cambiando...
—Te vez hermosa ¿lo he dicho ya?
—Puedo decir que muchas veces, pero tú también te ves bellísima, A.
