Uno

20.1K 894 202
                                    

Me despedí de mis compañeras mientras colgaba mi mochila deportiva en mi hombro para salir corriendo hasta el estacionamiento privado donde mi familia me estaba esperando.

El equipo estaba a punto de jugar la final de un torneo muy importante y por eso nuestro entrenador era más exigente con nosotras, estaba muy emocionada, nuestros partidos iban a salir en televisión, mis padres y abuelos iban a poder verme ya que no siempre podía llevarlos conmigo, mi mujer y mis hijas también; sobre todo ahora que Angie, mi hija mayor de cuatro años, iba a entrar a preescolar y no iban a poder ir conmigo a todas partes.

A lo lejos pude ver a mis tres mujeres, Angie corría detrás de su hermanita de dos años, Nicole. Lauren las miraba mientras se reía y las grababa con su celular.

— ¡Mamá!—grito Nikki corriendo hasta mí, la alcance a medio camino dándole besos por toda la cara haciéndola reír—Ani me come

Ani era su manera de decir Angie, completamente adorable. Mi otra pequeña corrió hasta mí riéndose angelicalmente.

—Hola—alzo sus bracitos pidiéndome así que la alzara, sujete a Nikki con un solo brazo y alce a Angie con el otro, dándole también besos por todo el rostro, mi manera de saludarlas.

Escuche la risa de Lauren más cerca y sentí el flash de su iPhone anunciando que nos había tomado una foto.

— ¡Mami, no!—chillo Nikki—Estaba distraída
—Pero si salieron hermosas las tres, muñeca—se acercó más mostrándole la foto
—Tienes permiso de publicarla

Ambas nos reímos por las ocurrencias de nuestra hija mayor, Angie, quería seguir los pasos de su madre, mi mujer es modelo y al parecer mi pequeña también quiere serlo.

—Hola mi amor, si estoy bien, ¿el entrenamiento?, nah, todo tranquilo—bromee mirándola mientras achinaba los ojos, me dio un suave beso en los labios antes de hacerme un puchero
—Perdón—me quito a Angie cargándola ella—¿Nos llevas a cenar?
—Hmm—me queje sujetando su mano para ir hasta nuestra camioneta

Acomodamos a las niñas en los asientos de atrás y la ayude a subir al asiento del copiloto ganándome un beso antes de subirme en él asiento del conductor . Antes solía tener una colección entera de autos deportivos, aun la tengo, pero ahora solo utilizo carros familiares, vivía en un departamento de lujo y ahora tengo una mansión para mis niñas y mi mujer.

—Entonces, ¿nos llevas a cenar?—preguntó nuevamente mi ojiverde haciendo un puchero
—Flaca, vengo muerta—lloriquee y ella me hizo otro puchero más grande—Pero tenemos hambre, ¿verdad niñas?
—Muuuucha—se quejó Nikki
—Tanta que nos morimos—dramatizó Angie fingiendo que se desmayaba, su hermanita la miro y la imitó.

Bufé encendiendo la camioneta y asentí, las tres gritaron celebrando y chocaron los cinco, ¿pero que podía hacer?, estaba muerta de amor por cada una de ellas, si me pedían algo, por más imposible que fuera, por más cansada que estuviera, siempre terminaba haciéndolo.

(...)

—Buenas noches princesas, que sueñen bonito—les di un beso a cada una en la frente antes de apagar las luces y cerrar la puerta de su habitación. Aunque me estuviese cayendo del cansancio yo siempre que estaba en casa arropaba a mis niñas.

Nuestra casa era enorme, una mansión, pero a Nikki le daba miedo dormir sola, así que por las noches se iba a la habitación de su hermana mayor para que la protegiera y era completamente adorable ver como Angie cuidaba de su hermanita abrazándola para dormir.

Fui hasta la habitación que comparto con mi mujer y la encontré ya en la cama, boca abajo, vestida con una de mis viejas camisetas de mi equipo de fútbol y su cabello suelto. Me recosté con cuidado sobre su espalda y ella se quejó adormilada.

Metí mis manos por cuidado debajo de su blusa y las subí hasta apretar sus pechos, que le habían crecido después de amamantar a nuestras dos hijas, sentí sus pezones contra la palma de mi mano y sonreí besando su omoplato.

—Camz, no—se removió tratando de quitarme— ¿No estabas muy cansada?
—Pero yo quiero, Lolo—me queje haciendo berrinche—Y tú también quieres, Laur, llevamos semanas sin tocarnos, por fis
—Sabes que no podemos, mi amor—gimió cuando comencé a dejar besos húmedos y pequeñas mordidas por su cuello—Camz, detente, no
—Vamos, ¿Qué hay de malo en hacer el amor con mi mujer?

Se movió hasta que logro quitarme de encima y se acostó frente a mí, la abrace por el trasero con una mano y con la otra tome su mandíbula para guiarla a mis labios y besarla como sé que le fascina.

—Que no—trato de alejarse pero apreté su trasero acercándola más a mí
—Tengo ganas de follarte, Lolo—me queje cuando volvió a alejarme
—No podemos Cabello, tu entrenador prohibió el sexo hasta después de la final, es por tu bien, así que mantén tus manos para ti misma

Me dio la espalda pero no me importo, pegue mi parte delantera contra ella, con una mano la apreté por la cintura contra mi cuerpo y con la otra pellizque uno de sus sensibles pezones, robándole un jadeo.

—Karla Camila como vuelvas a intentar algo de nuevo te mando a dormir con el perro—me amenazo dándose a vuelta nuevamente para regañarme
—Pero amor—me reí dándole un casto beso—No tenemos perro
—Te hago ir a adoptar uno, le construyes una casita y duermes con el—me señalo con el dedo alzando una ceja—Sabes que si lo hago, Cabello

Asentí rápidamente porque sé que hablaba en serio. Una vez ella estando embarazada de Nikki, intente que tuviéramos relaciones pero ella no quería, insistí tanto que se enojó conmigo, eran las dos de la madrugada y me mando a conseguir un corralito de madera para la niña, me obligo a armarlo para que me perdonara y me dejara dormir con ella, ¡a las dos de la madrugada!

—Ya, me calmo—murmure alzando ambas manos en señal de paz
—Así me gusta

Me acosté en la cama e inmediatamente ella se acurruco contra mí, la abrace con cariño antes de besar su frente.

— ¿Camila?—susurro contra mi cuello, con un tono triste
— ¿Mm?
—No te enojes conmigo, sabes que lo hago por tu bien—el tono débil que uso me derritió por completo, bajándome la calentura
—No estoy enojada contigo, hermosa—bese su frente suspirando—Estoy enojada con el hijo de puta de mi entrenador por no dejarme hacerle el amor a mi esposa

Camila Cabello: La futbolista estrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora