Era la madrugada del 17 de junio de 2015, hacia frío, estaba hasta tope en sábanas y la comodidad de mi cama era infinita, no quería levantarme.
Quería poder estar acostada todo el día, sin pensar en nada ni en nadie...pero tenía que ir al colegio.40 minutos después estaba lista, había planchado mi cabello para complementar ese día, odiaba arreglarme pero la sociedad me obligaba.
A rastras tome mis auriculares y partí.
Como todas las mañanas desde hacía dos semanas, baje a través de mi lista de reproducción hasta encontra One Last Night de Vaults, Era una canción absolutamente perfecta y de algún modo extraño describía mucho.Llegué a mi destino y comenze a buscar con la mirada a Adrian, mi primer y único pretendiente.
Nos estábamos conociendo a penas y me caia muy bien, llevábamos algunos días sentándonos juntos por las mañana y el corazón me daba un pequeño salto cada vez que le veía, un cosquilleo, una mezcla de nervios, vergüenza y mariposas.
No sabía decir si me gustaba o era simplemente ganas de saber lo que era el amor.
Cualquiera de las dos funcionaba para mi.Lo vi en la misma banca donde nos habíamos estado sentando estos últimos días, me saqué los auriculares y me acerqué a pasos apresurados.
-Hola! - Le salude con una gran sonrisa y un beso en la mejilla.
-Señorita, ¿que horas son estas de llegar? - Me dijo en un tono coqueto y me envolvió en un abrazo, me gustaban sus abrazos.
-Bueno, a algunos nos gusta bañarnos antes de venir al colegio.
-¿Esta usted insinuando algo?- Me reto, lo tenía a sólo centímetros, podía sentir sus manos en mi cintura, presionandome contra el.
-Para nada- Me despegue de el. -Es usted la persona más limpia que conozco.
A lo lejos vimos como llegaba Sandra, ella era la perfecta tercera rueda, no deja de decirnos cómo esto era ridículo y que deberíamos volvernos pareja de inmediato o nos asesinaría a ambos, me facinaba su actitud.
-Buenos días, terroncitos de azúcar. Me dan náuseas, ¿Ya aceptaron su amor eterno? -
-Que directa - Dije yo, sonrojada.
-No pendeja, todavía no- Dijo Adrián
-¿Todavia? - Dijimos Sandra y yo al unísono, ella con un tono sarcástico y yo con uno de sorpresa, tenía los ojos abiertos al máximo y no podia creer lo que acababa de escuchar, digo, una cosa era que yo me imaginaba que le parecia atractiva y una muy diferente era que el lo aceptara.