Prólogo

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Alfonso siempre había sentido cierta curiosidad por los gatos.

Era de esas personas que no conocerían la plataforma de YouTube de no ser por esos ya míticos vídeos de "gatos chistosos".

Era de esas personas que cuando se percatan de que los ordenadores de una biblioteca disponen de Internet los usan para buscar lindas fotografías de gatos.

Era de esas personas que cuando ven un gato por la calle lo gritan para que cualquier persona que se encuentre próxima lo sepa.

Alfonso había mostrado su interés por los gatos desde una edad temprana, cuando su madre le pidió que le contara cómo querría decorar su habitación para personalizarla a su gusto. Alfonso observó al habitáculo de arriba a abajo, hasta que dislumbró un vacío en una pared. No le hizo falta, de hecho, ni lo dudó un segundo. La primera imagen que apareció en su pequeña mente fue un cuadro de gatitos, eso es, era lo único que podría llenar aquella pared lisa.

- Ah Mami, ¡ya sé! Quiero un cuadro de gatos. Bueno, no lo quiero, lo necesito.

- Mu bien jomío vamos al Leroy Merlín, tira pal coche. - Contestó su madre.

Dicho esto se marcharon de casa rumbo al centro comercial.

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⏰ Última actualización: Jul 17, 2016 ⏰

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