Al pasal por la entrada a la ciudad, el hombre calló mareado e inconsciente. Una anciana lo vió, sospechando de algo que este podría haber hecho. Pronto esa idea hacia el hombre se reducía mientras llamaba al hospital, aunque no la limitó a observar las marcas húmedas de zapato que recorrían mitad de la playa.
Al venir la ambulancia, Scott fue llevado al hospital más cercano que había en aquel pueblo, el "Carmen's hospital". Allí no habían más que tres enfermos, aunque el hospital era recomendablemente enorme.
-Hola amigo- decía el doctor mientras este despertaba.
-¿Donde...? ¿Donde estoy?- se intenta levantar, aunque el mismo se detiene al sentir dolor en las piernas.
-No te preocupes, estas en un buen hospital. Estamos en Washington. Recorrimos casi doscientos kilómetros pero...- camina hacia la entrada-...ya estas aquí. Disfrútalo.
-¿mis ...?
-en esa caja- señala a su derecha.
Dicho eso, el doctor toma sus herramientas de trabajo y se marcha.
Scott se acerca lentamente a la caja. Luego agarra la billetera de Jackson y comienza a examinarla. Está contenía en su interior dicha plata, un pase a Estados Unidos y su DNI. Este último lo tiro por el edificio.
Scott se cambió, tomó la billetera y salió del hospital, llendo a buscar un departamento para poder alojarse durante un tiempo, pero al salir, esa misma anciana de aquella tarde había aparecido.
-Buenas noches- pasa por al lado.
la señora pasa por delante del hombre.
-Buenas noches, Señor Greene-dice la anciana marchándose.
Scott se da la vuelta para ver a la anciana, quien miraba de reojo al hombre. Estaba confundido. No sabía de donde había aprendido su nombre, justo al irreconocible vagabundo que rondeaba por las calles de cuba. Tampoco sabía por que razón la anciana se dirigió a Washington, cuando el la había visto en miami aquel día en que se desmayó. Sentada en una silla en el jardín delantero de su casa, o al menos era lo que el creía.
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