Ojala mi hija nunca se sienta miserable, ni gaste madrugadas en su cama ahogadas en llantos innecesarios por un imbécil que no supo valorarla.
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Ojala mi hija nunca se sienta miserable, ni gaste madrugadas en su cama ahogadas en llantos innecesarios por un imbécil que no supo valorarla.