La Muerte y el Río

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Título: LA MUERTE Y EL RÍO

Autora: Clumsykitty

Fandom: MCU, AU (universo alterno)

Parejas: Steve/Bucky (pasado) Stony

Derechos: Ninguno, como siempre, snif snif.

Advertencias: es un universo alterno ubicado en un mundo steampunk brevemente descrito, mención de muerte y suicidio. Serie de drabbles publicados en el punto de la locura que tengo en Facebook, basados en la obra de Alejandro Casona, "La Dama del Alba".

Gracias por leerme.


LA MUERTE Y EL RÍO

***La Fiesta***

Era la Fiesta de Vísperas del Monzón, cuando las lluvias caían densas por un par de días, llenando presas y ríos con agua suficiente para resistir el próximo verano, elevando el nivel de los contenedores donde se encontraban los molinos productores de energía, que dejaban escapar ese vapor blanco tan conocido, formando gruesas hileras que se perdían en lo alto de la atmósfera, sobre la ciudad de edificios de ladrillo con tejas rústicas y herrería artística, mostrando cartelas hechas a mano, vidrios artesanales en sus ventanales o puertas de madera barnizada. Con sus máquinas autómatas entre los ciudadanos, de diferentes tipos pero todas basadas en la energía conseguida por el vapor blanco: sirvientes personales, mascotas, partes mecánicas, ruedas y motores de transporte, pantallas titilantes mostrando datos del clima, noticias de la república.

Winnifred Barnes miraba por la ventana de mosaicos hacia la calle, observando a los caminantes apurar el paso ante la siguiente lluvia, sacando sus paraguas de diferentes diseños más todos sobrios, muchos de ellos con los colores de la Fiesta de Vísperas, rojos cobrizos entre amarillos oscuros. Eran colores que ya no tenían sentido para ella, no le provocaban ya ninguna emoción como en otras temporadas, en épocas más alegres antes de que le arrebataran su felicidad. Suspiró llevándose una mano a su cruz de plata que colgaba de su pecho, sobre un vestido negro de amplia cola con sus cabellos recogidos en un muñón apurado. Tres años, era mucho tiempo para algunos, muy poco para ella y la Fiesta de Vísperas del Monzón era una fecha cargada de amargura, ese año no sería la excepción. La mujer de rostro con arrugas se volvió al escuchar el sonido de la puerta de aquella habitación abrirse discretamente, dejando pasar a Georges Barnes, su padre, patriarca de la familia.

-¿Qué haces despierta tan tarde, hija mía?

-Esperando que pase la medianoche.

Las lámparas de la calle iluminaban tímidamente con su vapor blanco el paso de los transeúntes remanentes que apuraban el paso para ir hacia el centro de la ciudad, donde estaba celebrándose el Festival en su día cumbre, con un baile comunal alrededor de una enorme fogata donde previamente habían incinerado partes inservibles de todo tipo de autómatas como una ofrenda al mundo y el universo por el conocimiento que les había traído el uso del vapor blanco para crear aquella tecnología de engranes y motores complicados que daban vida a las invenciones más sorprendentes que jamás se hubieran imaginado, permitiéndoles subsistir en un mundo donde los recursos naturales eran escasos, teniendo que planear medios más sustentables que permitieran la continuidad de la Humanidad en el planeta. Georges alcanzó a su hija en aquella ventana, con una mano sobre su hombro a modo de consuelo.

-¿Steven?

-Ya sabes, fuera. Como siempre.

-No puedes obligarle.

-Antes compartía mi pena, ahora pareciera que le enfada.

-Han pasado tres años.

-Para mí, es como si hubiera sido ayer.

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