Disclaimer: Ni la serie original, ni la imagen de portada me pertenecen, los personajes y escenarios son propiedad de Jin, esto lo hago sin fines de lucro.
Nota: Esta historia está dedicada a @Pamela_x_ , quien me propuso este interesante (y difícil) desafío. Espero que sea de tu agrado.
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–¡¿Saben que día es hoy?!– exclamó el rubio entrando a la base con un par de cajas de pockys en cada mano.
–¡Oh diablos! ¡¿Cuántos días de pocky hay al año?!– se preguntó bufando frustrada, aquel dulce, que nunca le pareció excesivamente sabroso, combinado con esa estupidez que la empresa inventó en pro de aumentar sus ventas, la tenían harta.
Sin embargo parecía ser la única que entendía que sus magros ingresos estaban siendo mal gastados en una tontería tan grande como la idiotez de quien en esos momentos repartía las cajas...
–¡Kido~~!~– canturreo el rubio con un pocky en la boca acercándose peligrosamente.
Peligrosamente para él, ya que apenas estuvo lo suficientemente cerca, ella le hizo tragar el dulce entero, consiguiendo con eso que se retorciera tosiendo mientras se tomaba el cuello –Perfecto, eso te mantendrá callado por un rato.
Luego de un rato viendo como sus amigos jugaban, decidió retirarse, debía preparar la cena, la gente no vive de chocolate y galleta. No pasó ni un minuto dentro de la cocina cuando alguien más entró.
–Tengo hambre...
–Creí que estabas jugando con los demás– comentó sin voltear a verlo.
–Los pockys no llenan... Tengo hambre– repitió con aquel tono lastimero que solía usar para pedir comida.
–Acabo de comenzar con la cena... Tardará al menos media hora más, lo siento.
–¿Puedo quedarme?– preguntó él aún en la puerta, incluso Konoha sabía que la cocina era territorio de la líder y debía pedir permiso para pasearse por ella.
Rodó los ojos, aquello se le había hecho costumbre, era tan inocente como un gatito, pero de la misma forma que un gatito, aprendió muy rápido que si permanecía cerca mientras ella cocinaba le sería permitido comer algunos trozos de verduras o probar la comida para determinar si estaba suficientemente sazonada –Sí Konoha, puedes quedarte– accedió como siempre, el chico no solía ser una fuente de distracción, y tenía alguien con quien charlar, aunque no sabía si sus ocasionales preguntas que eran respondidas únicamente por monosílabos, podrían ser consideradas una charla.
Él se sentó en una de las sillas y esperó pacientemente.
–¡Oh rayos...! Nos quedamos sin sal...– exhaló frustrada luego de revisar la alacena.
–¡Yo voy!– se ofreció Konoha quien había realizado la asociación de ideas; "No sal entonces no comida", con sorprendente rapidez.
Aquella era otra ventaja de tenerlo allí, nadie era más rápido que Konoha para ir de compras, si de comida se trataba nada los alejaría de su objetivo... Así que en menos de tres minutos estaba de vuelta con la sal. Tal eficiencia le fue recompensada por supuesto con una porción extra...
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–Lo siento Konoha, ahora no voy a cocinar...– le explicó esa madrugada cuando él entró a la cocina tras ella –El calor no me dejaba dormir, sólo me levanté por un vaso con agua– explicó sacando la jarra de la heladera.
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Que deje de doler
RomanceLa historia de dos corazones que sufren en soledad... A veces la persona menos esperada es quien puede lograr que aquello deje de doler. [Oneshot]