Muerte,
policía.
llámelos, necesito compañía
mis ojos oyen
las sirenas,
la distancia,
que disminuye respecto a la lejanía.
Mis oídos,
ven el sonido
de la puerta,
golpeando un fallecido,
linternas en la oscuridad,
de repente.
mucha luz, un ente.
Y mis piernas,
me obligan a ir
al lugar
donde comencé
a matar gente.
La soledad,
aún sola con tantos presentes
con tanta sangre en mis dientes
mi alma tan roja
tan pura,
puedo verla,
desde esta ranura.
La aberración
que he cometido
me salvará
de lo que
me ha prometido