- Jin hyung ¿puedo saber qué es lo que te pasa? has estado muy raro últimamente.- hablé después de un rato de observale en la cocina muy nervioso, él pegó un salto, sorprendido por mi repentina aparición.-
- Antes de entrar podrías dar alguna señal de vida, Hoseok.- era el único que me llamaba por mi nombre real.-
- ¿Por qué siempre me llamas Hoseok?.
- ¿No es así como te llamas?.
- Claro, pero me refiero a que todos los demás me llaman por algún sobrenombre. Incluso tú, antes...- dije mientras lo observaba ir de allá para acá.-
- Me gusta Hoseok.- respondió naturalmente, mi cuerpo se erizó al escuchar aquellas palabras.-
- Hyung, dime que es lo que te inquieta.- dije volviendo al tema del principio.- Tal vez pueda ayudarte.
- No es nada, estupideces mías.
- Dudo que sean estupideces, estas realmente muy nervioso.
Se volteó para encararme.
- Ya te dije que no es nada deberías meterte en tus propios asuntos.
Su cara lo decía todo, estaba irritado.
- Solo quiero ayudar.
- Pues no he solicitado tu ayuda.
- ¿Qué mierda te pasa conmigo?
Elevé mi tono de voz, no tenía la más mínima idea de porqué SeokJin me trataba así. Él masajeo su sien.
- Hoseok, estoy ocupado aquí.
- Esta bien, pero tan solo dime qué diablos te pasa.
- Te he dicho que nada, acaso no hablas el mismo idioma que yo, ¿no eres capaz de entender?
Lo miré sorprendido, nunca se había comportado de ese modo. Siempre me seguía los juegos y estaba alegre, siempre rió conmigo.
- ¡Vete a la mierda! - grité.-
- Hazlo tú, Hoseok.
Jin llevaba comportándose de esa manera por casi dos semanas.
Salí de allí con confundido, con rabia y pena, por un momento llegué a pensar que yo era alguien especial para él, algo que se pudiese llamar como "más que amigos", aunque claro, nunca me ha dicho o demostrado algo como eso. ¿Será que yo me ilusione de tonto? Yo solo me hice falsas esperanzas.
¿Cómo lidiar con esto? ¿Cómo, si me jodia su comportamiento? Si él se comportaba de esa manera de ahora en adelante, no podría siquiera volver a mirarlo, me dolería demasiado.
Porque claro, estaba completamente enamorado de Kim SeokJin, el mayor del grupo.
Y eso hacía las cosas más complicadas, porque aunque luché bastante en contra de este sentimiento, aunque no quería aceptarlo, no tuve más remedio, me involucré totalmente en su vida, quería estar presente a cada instante. Yo, no quería perderme detalle alguno.
Así que cada vez que necesitaba ayuda en el baile, yo era el primero en ofrecerme, ¿y cómo no? si soy uno de los bailarines principales, quitando el hecho de que por supuesto, me gusta.
O cuando necesitaba ayuda en la cocina, en los quehaceres, en ir de compras, en todo. Estaba ahí metiendo mi narizota.
Subí las escaleras cabizbajo hasta llegar a la habitación que compartía con Tae, me sentía frustrado y herido, rogaba porque nadie estuviera ocupando la habitación. Para mi suerte Taehyung no estaba, debía de estar con los otros chicos. Eso me alegraba ya que no recibiría un bombardeo de preguntas que no quería ni por un segundo contestar.