E no Sha Don Va tu Alm
-¿Que dijo? dijo, - ¿que no sabía dónde iría su alma? Pregunto el duende, de la biblioteca, a la figura que se aparecía en el estanque, de agua, a las orillas de su casa.
-hey Cristal, ¿que pasa con Raco?
-Aprenderá Aidu, aprenderá y cuando la naturaleza lo disponga de nuevo le nacerán sus oídos de caracol, dijo la Ada Cristal.
-Señora, Ada, de mis visiones no permitas, no, no permitas que me aparten de Sol y de nuestro hogar, dijo Aidu.
-No temas pequeño, guía tus anhelos como apetecen los niños los suyos, pero no dejes de pensar como hombre, dijo el Ada,
-Pero es que soy un Duende, y mi única condición es ser, ello, con esta figura yo no puedo luchar como... dijo Aidu y se miró de pies a cabeza.
-Mírate en el estanque, que ves, dijo la Ada.
-Veo tu imagen señora, replico Aidu.
-Descríbete, aludió el Ada, y Aidu comenzó a describirse, - tengo mi pantalón de jeans, con tiradores, mis botas de cuero de ratón, mi pelo largo castaño, mis ojos verdes, decían que eran los ojos de la magia, e no sha, en fin, tengo mi remera con la palma de mi mano derecha estampada sobre mi espalda, es de color azul , ha, mi carpintero no es de marca, mis orejas son como las de un elfo, pero ojo yo soy un... nada de eso, Ho si Cristal... dijo intrigado.
-Eres mi duende, y siempre tendrás las puertas de todas las bibliotecas del mundo a etua disposición, dijo la Ada.
-Si es así, desde niño, mejor dicho desde siempre, una puerta en este hogar que nos has creado, desde que te pedí a sol por compañera, siempre la he usado Cristal, he viajado a los confines del mundo, he recorrido libros que jamás se han publicado, he aprendido magia, ciencia, parábolas, aritmética, algebra, he conocido a Dios, a través de ella, y te estoy agradecido, dijo Aidu.
-Aidu, si tus palabras aquel día cuando te paraste frente al estanque, y dijiste, si es mi mitad que podemos lograr, recuerdas la visión, dijo ella.
-Si, dijo Aidu, estaba desojando una margarita de doce pétalos, de tres colores, del
Bosque que habla, a cada pétalo, un llanto comenzaba, ya había empezado a tener miedo cuando... Dijo El. -Sigue, dijo la Ada-
-Que había visto en mi imaginación jugar a unas niñas a la mancha venenosa, y como siempre me decías que solo una parte se mostraba a mi, de ese futuro que veía con una de ellas en mis visiones, y debía querer ser ese cuerpo que ambos formábamos, la elegí a ella, a Sol como al arco iris se los días de lluvia, encontrando con quien cerrar el circulo, vi mi cuerpo de ave, pude sentirlo, éramos uno, Cristal, sentí que no debía dividirme porque naad llegaba.
-Ahora estas viendo pequeño, ve, ve, anda busca a tu Sol, que te acompañe siempre, dijo el Ada.
Una mariposa de bellos colores se poso sobre el hombro de Aidu, el lago permanecía silencioso, el espejo de agua reflejaba el crepúsculo infinitamente teñido de colores, anaranjados, rojos, lilas, azules intenso, celeste, fucsia, turquesa, violáceo, el pequeño arrojo una piedra al lago, y realizó tres zapitos, saltando a intervalos, la visión de las niñas, apareció en el estanque, el desojaba una margarita de tres colores del bosque que habla junto al espejo de agua, a cada pétalo, un llanto comenzaba, ya había empezado a tener miedo cuando...
-Sigue pequeño, que la habías visto jugar, a unas niñas a la mancha venenosa, le dijo el
Ada quien lo oía atentamente.
ESTÁS LEYENDO
El guerrero Gris
Short StoryCuento corto sobre la importancia de la convivencia con los guerreros del espíritu en las culturas Mayas, Aztecas e Incas