Die.

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No había un solo día en la vida de aquel hombre que no recordase el día que murió. Si, estaba muerto. No realmente pero si para el resto del mundo, y tampoco le interesaba alterar ese echo. Había pasado demasiado tiempo desde el ataque a su base central, pero aunque pasaran mil años no podría olvidar la sensación de dolor, frustración y sobretodo, de perdida. Pues allí había dejado a un amigo, a un compañero, a un enemigo, y dia tras dia pensaba en como hubiera sido todo si simplemente el no hubiera sido comandante, al menos Gabriel no le habría odiado.
Aunque sonase egoísta la muerte de su excompañero fue la que mas le dolió, sobretodo por no haber podido arreglar las cosas.
Todo aquello era el pasado, y lo único que prevalecía ahora del que fue el comandante Jack Morrison, era su sentido de la justicia. Ahora tenia de nuevo una misión, tenia de nuevo a su "familia" consigo. Y no podía dejar que su corazón nublase a su mente.

-¡Jack! -Una voz lejana le sacó de su ensoñacion- ¡Jaaaaaack!

Una chica de cabellos rubios corría hacia el.

-¿Angela?- Se levantó de la silla de un salto- ¿Que sucede?

Raras veces veía a la mujer tan alterada.

-Están atacando la base- Paso de largo de el para dirigirse al almacén - ¡Vamos corre, a las armas!

El hombre salió como una bala tras de ella. Tan rápido como pudo cogió su equipo y se colocó su traje. Por suerte la seguridad del lugar era lo suficientemente fuerte para soportar los ataques mientras ellos preparaban sus defensas.
Fuera del edificio se encontraban Lena, Phara y Ana

-Porfin llegas Jacky- Le dijo la anciana por canal radio.

-Te estas perdiendo toda la fiesta 76 - Le gritó una exaltada morena mientras disparaba a diestro y siniestro.

El hombre sonrió bajo su mascara.

-No iba a dejar que os llevarais todo el merito.

Después de abatir una inmensa cantidad de soldados mercenarios, cualquier persona normal pensaría que habria vencido, pero uno no debe confiarse.

-Esto me huele mal...-Comento Amari mientras examinaba la zona desde la azotea del edificio- 76,Tracer. Id a echar un ojo por la delantera. Phara tu ve a la parte de atrás.
Los tres obedecieron las ordenes dadas por la francotiradora. Jack sabia de muy buena mano, que nada era lo que parecía. Aquella panda de soldados ineptos solo podría haber sido el preludio de lo que se avecinaba.

-¡HE VISTO ALGO EN EL TEJADO DEL EDIFICIO AL NORESTE DE MI POSICION!- Le advirtio la anciana.

-Mio.

Entró con cautela en el edificio, examinando piso por piso hasta llegar a la azotea. No quería confiarse y salir mal parado en su camino hacia arriba.
Respiro hondo, contó hasta 3, y derribo la puerta que daba a aquella azotea.
Nada.
No había absolutamente nada.

-Esta despejado - Informó a Ana.- Voy a asegurarme.

-Recibido. Todo parece mas tranquilo, iré a cubrir a mi hija.

-Bien.

Avanzó a través de la azotea, mirando por cada hueco que veía pero tal como había previsto allí no había nada. Bajo el arma y se dispuso a irse para alcanzar a Tracer.
Un disparo.
Sonó un disparo.
La bala agujereó la pared de la puerta que justo iba a atravesar.

-Te escondes bien.

Rápidamente se dio la vuelta y apuntó a su enemigo con el arma. Tragó saliva cuando lo vio. Parecía la misma muerte encarnada. Un humo negro envolvía a aquella silueta ataviada con una gabardina negra, una mascara y dos escopetas enormes.

-Yo no me escondo soldado.- Dijo con su voz distorsionada y lúgubre.

Apunto a Jack y disparo con sus armas a una velocidad digna de Lena. Lo esquivo y disparó pero fue totalmente en vano. Su enemigo se movía como si fuese una simple sombra a la que las balas no podían dañar.

El otro individuo lanzó sus armas al suelo y la sombra negra se avanlazó sobre el asestandole un puñetazo en el estomago, sin dejarle tiempo al hombre a reaccionar. Le agarro del cuello y le elevo en el aire y lo lanzo de golpe contra el suelo. Su arma salio volando y el fuerte golpe hizo su visor se hiciera añicos dejando su rostro al descubierto. "Mierda" Pensó Jack, no era su intención dejarse ver fuera de la base.
El hombre le levanto del suelo y puso sus manos alrededor del cuello de 76 con intención de estrangularle, o eso parecía a ojos del soldado. Las manos cada vez le apretaban mas y no le dejaban respirar.

-¿A que cojones esperas para matarme, eh?- Le desafío Morrison con una voz entrecortada.

Se quedó callado por un instante, y miro a una nave que se acercaba al edificio contiguo.

-Otro día será, Rubito.-Esa ultima palabra fue pronuncia con un perfecto español.

Le tiro al suelo y como la sombra que era se fue de allí hacia la nave.

Algo dentro del cerebro del soldado hizo que recordase a su excompañero y mientras veía la nave alejarse, se desmayó.

Dentro de aquella nave una exuberante mujer le recibió.

-¿Saludando a viejos amigos, Reaper?-Dijo aquello con un tinte de ironía en su voz.
Se quitó la mascara y la lanzó contra el suelo.
-Dejame en paz - Se sentó en el asiento del copiloto.
Su rostro, a pesar de ser de tez morena, parecía estar blanco.

-Por la cara que traes cualquiera diría que has visto a un fantasma.

-Algo así, tu no lo entenderias- Se frotó la cara con las manos.

-Tampoco es que quisiera, cielo.

-Es verdad, que eres la araña sin corazón y todos te damos igual-Hizo un gesto exagersdo con las manos.

Ambos rieron.

-Eres gilipollas.

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