AVANCE Capítulo uno | The first setback

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—Ups... ¿Acaso te lastimé? —solté irónicamente.

La chica que acababa de empujar intentaba desesperadamente recoger sus libros del suelo. Sus lentes habían caído a unos metros de nosotros. Los alumnos a nuestro alrededor contenían sus risas de burla y lástima por la chica.

Aunque ellos ahora lo ignoraran, ser testigo de esto era tan grave como lo que estaba haciendo yo. Pero, como cobardes, se quedaban al margen, disfrutando del espectáculo.

Desde mi posición, eché un vistazo a la chica mientras contenía sus lágrimas.

—Deberías tener más cuidado. —solté con voz dura.

Ella eludía mi mirada y con la manga de su chaqueta limpiaba sus ojos ya enrojecidos.

—L-lo lamento. F-fue mi error. —murmuró, su voz quebrándose.

Evalué la situación por unos segundos antes de contestar con desdén inclinándome levemente para quedar cara a cara. La chica tenía las mejillas rosada por la vergüenza. —. Basta de llorar. ¿No ves que todos pensarán que yo te he hecho algo?

Se quedó sin contestar, aun temblando en el piso.

—Contestame.

—S-sí, lo siento.

—Así está mejor. —dije satisfecha y agregué en voz baja para que solo ella pudiera escucharme —. O tendremos que hacerte entender tu lugar de otra manera.

Me erguí con una media sonrisa

—Espero no vuelva a pasar.

No esperé una respuesta. Seguí mi camino con paso firme, escuchando el sonido de mis zapatos resonar por la baldosa pulida del pasillo. Podía oír algunas risas a mis espaldas, probablemente por la chica que continuaba en el piso.

Respiré profundo y continúe caminando.

"Es Gem", podía oír mi apodo al cruzar el vestíbulo central del instituto. Sentí como muchos alumnos me observaban desde la distancia. No pude evitar que mi labio se curvara en una media sonrisa. Toda esta atención se debía a mi reputación. Digamos que me había hecho un espacio como abeja reina de esta colmena. Me respetaban, aunque un poco por temor a terminar como la chica del pasillo, pero a mí no me importaba el motivo, me importaban los resultados y por ahora, estaban todos comiendo de la palma de mi mano.

Mientras avanzaba, todos se hacían a un lado dejándome espacio. No se atrevían siquiera a tocarme un pelo. Podía percibir incluso admiración en los ojos de algunos alumnos mientras me observaban, y con razón, ser popular en el instituto es un mérito que no muchos pueden tener. El estatus te abre muchas puertas, pero debes tener lo que se necesita para estar a este nivel. Mantener mi posición ha sido una tarea bastante difícil, pero como escuché en una clase de biología, muchas veces el más fuerte es el que sobrevive y en este caso, ser fuerte implica pisar a los demás para avanzar.

Soy una chica afortunada, ¿no creen?

—¡Gem! —me llamó una voz femenina.

—Rachel —intenté sonar entusiasmada mientras ella se acercaba.

El primer pensamiento que se me vino a la mente fue en lo molesta que me sentía al verla siempre tan perfecta. Usaba un maquillaje ligero, pero suficiente para hacerla ver despampanante. Sus ojos celestes, cabello rubio platinado y labios rellenos la hacían bastante popular entre los chicos, no era de extrañar que en la escuela la conocieran como la muñeca barbie.

—Llegaste temprano, bueno para ser lunes por la mañana. —Observó a la vez que me daba un beso en la mejilla.

—Tenía que preparar unas cosas con el comité escolar.

La Otra Yo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora