prólogo

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-Dime Albert, ¿¡quién te crees para llegar a casa a estas horas de la madrugada!? Y lo peor, ¡es que estás borracho! -Retumban los gritos de mi madre en la casa.

-¡Por favor mujer! ¡no grites, y déjame hacer mi vida! -Se sienten los torpes pisotones de mi padre subiendo las escaleras.

-¡No voy a tolerar que continúes haciendo esto! es una casa de familia y tenemos una hija enferma que cuidar, ¿a caso no lo recuerdas?

Río internamente, a lo que ella se refería por "cuidar" es encerrar a una niña de once años en su habitación para que no saliera.

-¡Ja! ¡sólo déjame! ¿crees poder hacer eso, Amanda? -Luego, sólo se sintió silencio, como suele pasar siempre, mi madre al día siguiente hace como si no hubiera pasado nada y él simplemente se va.

Escucho leves sollozos y me levanto rápidamente para dirigirme a la habitación de Jade, mi pequeña hermana. Al abrir la puerta, verla me rompió el corazón, se encontraba sentada en su cama acurrucada entre las sábanas llorando.

-Hey, hey, ¿que pasa pequeña?, tranquila. -Le digo luego de lanzarme prácticamente encima de ella para abrazarla.

-E-ellos están v-volviendo a di-discutir p-por mi culpa. -Respondió entre sollozos mientras temblaba.

-No... no digas eso enana, jamás sería tu culpa, que ellos discutan es por problemas de grandes, ¿si? Tú no tienes nada que ver. -La apretujo contra mí.

Hace aproximadamente un año y medio descubrieron que Jade padecía de leucemia, desde ese entonces, mi padre no vuelve a casa hasta altas horas de la madrugada y siempre borracho, mi madre, por su parte, cree que la mejor forma de cuidar a Jade es encerrandola en esta casa, un ambiente inhumano para una niña, además de que ni siquiera le pregunta cómo se encuentra cada día, o si necesita algo. Y la pobre, además de ser la que siempre sufre, no se queja, sólo aprendió a vivir de esta manera, y vive con la culpa, creyendo que ella es la que provocó todo esto.

Y yo... a mi sólo me importa el estado de salud de mi hermana, me planteo cada día el hecho de irme de esta casa con ella y llevarla a otro lado, pero no puedo, sólo soy su hermano y no estoy a cargo de ella. Así que intento hacerla feliz de la mejor forma que pueda.

La vida según MilesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora