Apenas le veía la cara en tanta oscuridad, pero pude percibir perfectamente como él asentía enérgicamente a mi propuesta.
Y yo no esperé más, me lancé hacia su rostro, en una búsqueda desesperada de hallar sus labios.
Nos besamos. Nos besamos lentamente, pero con pasión. Sentía sus labios y su lengua, pero sobretodo los restos de alchol consumido hacía varias horas ya.
Sus manos ascendieron y descendieron a lo largo de toda mi espalda, sin detenerse. Comenzó a besarme el cuello, con besos húmedos, de esos que te excitan al segundo.
Subió las manos y me acarició la espalda. Primero por encima, y después por debajo de la camiseta.
Llegó al sujetador, y yo ya estaba mojada. Muy mojada.
Lo desabrochó, y por muy excitada que estuviese, el terror me invadió. Tenía miedo de perder la virginidad.
Yo seguía con la camiseta puesta, y lo agradecí enormemente. Nadie salvo mi madre, me había visto desnuda nunca.
Comenzó a subirme la camiseta poco a poco, dejando mis bragas y el estómago al aire. Me acarició el abdomen plano con una mano, y con la otra siguió subiéndomela.
Me sacó la camiseta por la cabeza, y dejó un rastro de besos por mi escote, bajando por la tripa, y volviendo a subir.
Me tomó los pechos con las manos por encima del sujetador y los masajeó.
—Grizi.–Le dije tapándome la cara con las manos de la vergüenza.
—¿Si?–Dijo y comenzó a besarme el cuello.
—Soy virgen.–Susurré y le tomé de los hombros para alejarle unos milímetros, sólo para mirarle a los ojos directamente y perderme en ellos.
—Ey, no te avergüences. Está bien, sólo... ¿quieres que sea el primero?–Él bucó mis ojos y me acarició a mejilla suavemente.
—A ver... Si te soy sincera, llevo enamorada de ti desde que llegaste...–Suspiré–, pero nunca me he atrevido a hablarte ni decirte nada por vergüenza. Los únicos que lo sabían eran Koke y Saúl. Y no sé, te quiero, y me encantaría que fueses el primero.–Me sinceré con él, y vi como aparecía una sonrisa en su rostro.
—Pues... yo también tengo que decirte algo.–Me cogió las manos, se las llevó al rostro y las besó con delicadeza–. Cada ves que te veía en un entrenamiento, me enamoraba más y más de ti, porque desde el primer momento en que te vi, sentí que ibas a serlo todo para mí, pero también mi perdición. Mi dulce perdición.
Hizo una pausa:
››Cada entrenamiento, cada palabra, cada risa... me cambiaban el estado de animo, se me iluminaban los ojos, y sentía esas típicas mariposas en el estómago. Pero como tú, soy muy vergonzoso y no me atrevía a hablarte mucho. Y ahora, te veo a tí, tan maravillosamente hermosa, y me arrepiento enormemente. Me gustaría haberme atrevido a hablarte, y no esperar a que intentaran violarte... Lo siento tanto...
—Si... yo también me arrepiento de no haberte hablado, pero como tú estabas con Erika... No sé, yo comparada con ella no soy nada, y no entiendo como puedes decir que estás enamorado de mí...
—¿Cómo que no eres nada comparada con ella? Eres guapísima, hermosa, lista y perfecta. El sueño de todo hombre. –Se acercó y me besó en los labios.– Eres lo mejor que me ha pasado, nena, no lo olvides. Y ahora, vamos a dormir que es muy tarde.
Me tumbó en la cama junto a él y me tomó de la cintura.
—Te quiero–Me susurró en el oído, haciéndome sentir un agradable cosquilleo.
—Yo más.–Volteé para darle un beso, y quedamos pecho con pecho.
Nuestros cuerpos encajaban a la perfección, y el llevó sus manos a mi cintura. Por un momento, las bajó más y me tocó el culo, estrujándolo, pero cuando me vio sonrojar volvió a llevarlas a mi cintura.
—Hasta mañana...
—Hasta mañana...
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My Sweet Hero- Antoine Griezmann
FanfictionAbril Fernández es una chica de 23 años, que a pesar de no ser rara, tiene unos gustos un tanto peculiares, ya que juega en el Atletico De Madrid femenino. No es demasiado alta, por lo que no vale de portera, pero es una perfecta delantera. Un día...