Solo fueron unos días, largos, tristes y abstractos días, en los cuales pensar ya no era buena idea, y solo malos recuerdos y situaciones de violencia me abrumaban. Fueron días duros, y aún mas, algunos anteriores. Días de nostalgia, días bohémicos. Las noches eran peores, pero los días, los días eran eternos. Unas cuantas paredes, un baño y ducha juntos, una cama vacía al lado de la mía, y una ventana, la cual me daba la mano para saltar sobre lo real y llegar a ese mundo que tanto frecuentaba, ese mundo el cual para mi, era esencial. La ventana me hacia despejar y hasta me sacaba de esa bruta y prisionera realidad, la cual concebí como necio.
Solo recordar, ya me hace querer echarle la culpa al lugar y situación, pero ella no tenía la culpa, solo fue efecto de la acción de años antes, de error tras error, batallas perdidas en situaciones donde se disputaban lugar la cordura y la locura. Quien diría que podría llegar a terminar así. Con tan poco, alguien que sabía que merecía mas, terminar con mucho mas "glamour". Alguien que no miró el pasado, antes de avanzar. Debería hacerme cargo, cargo de todo lo que hice, cargo de llevar mi cuerpo y mi mente al extremo.
A veces cuesta hacernos cargo, no solo por el problema, sino la vergüenza de sentir que sólo, sólo, me había deslizado por el tobogán del fin.
A veces suelo recordar y como salí. Entré frustrado y con dolor, y solo salí en mejoría, pero enojado, ya que la medicina no tenía la respuesta. La medicina solo me arruinó la cabeza, con todos sus protocolos y síntomas, con fármacos y horarios; algo que no busqué, sentí que fui engañado, y sólo caí. Y caer cuando estás solo, duele el doble. Porque por más músculos que tengas, los brazos ceden, el cuerpo se paraliza y entramos en pánico, del cual no podemos salir, y solo nos convertimos en lo que mas odiamos, en personas que no saben reaccionar a las crisis. Yo miraba a mi al rededor, y no tenía a nadie, todos mis "amigos", mis mejores amigos, los de la infancia. Mi familia no me entendía, yo estaba a kilómetros de pasos adelante, y no era fácil seguirme.
Lo que mas me dolía era estar solo, pero la soledad me ayudaba a reflexionar, y saber que lo que yo hacía y cómo actuaba, estaba mal. Por eso miraba la ventana, y por ella veía un árbol, y delante, un banco. Y me puse a imaginar, me veía sentado, destruido, como alguien que no tiene noción de lo que hace, de lo que dice, de como piensa. Me veía vivo y muerto al mismo tiempo. Sabia que como seguía iba a terminar ahí, sentado sólo, como entré. Pero algo en mi mente me dijo que eso era bajar los brazos, eso era rendirme, venderme al mas barato postor.
Luchar contra los límites era algo común, ya que siempre me impuse, a todo tipo de autoridad. Pero solo pensé en mi, en mi bien estar, en lo que fui, en lo que soy, en lo que quiero ser.
Y me fui, de ese horrendo lugar, al cual no voy a volver nunca. Porque encontré la respuestas en lo mas profundo de mis sentimientos, yo puse fin a la espera de los medicamentos, de los efectos y las consecuencias, por eso me fui. Y no volví a pisar ese lugar, ni jamás volveré.
Hoy en día suelo pasar por ese lugar, por casualidad o capricho del destino. Y veo ese lugar, tan simple y perverso a la vez, porque ahí veía mi fin. Y hoy solo lo veo como un pequeño recuerdo de una gran caída, porque hoy sirve para marcar mi camino, mi destino; el cual no voy a desviar, el cual voy a cumplir. Porque ya que tantas personas me vieron caer y no quisieron que salga, salí, con esfuerzo, a piel y hueso, yo salí.
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Sentado de Espalda
Short StoryLos sentimientos son pequeñas cápsulas de memorias comprimidas, en las que memoramos grandes logros, y hasta a veces, pequeñas caídas que suelen volver a la mente para recordarnos como levantarnos.