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- 6 De agosto del 2015, 9:00pm.
-La lluvia caía fuertemente mientras. limpiaba las mesas del Starbucks sosteniendo la bandeja de desperdicios.
Llevé las cosas a su lugar mientras desamarraba el nudo de mi delantal, lo guinde en el corche de la cocina .
- Ya te vas - pregunto jane, dueña del pequeño local - Si, ya termine mi trabajo - Bueno mañana tomate el día debes descansar - me sonríe - gracias. Salgo del local con mi chaqueta puesta, prácticamente en Londres hace demasiado frio así que necesitas tener mas abrigo que mente . Camino con mis manos en los bolsillos de mi abrigo con la capucha puesta, mi cabello sobre sale de lado.
Voltee hacia atrás ya que las calles de Londres siempre se encuentran solas y de esa manera son peligrosas, vi un perro negro me asuste no por el perro si no la persona que lo sostenía el venia mirando hacia el suelo, no pude distinguir su cara por su capucha. Volví a concentrarme en el camino sin tomarle tanta atención a aquel bandido.
Llegue a casa sin ningún problema y quite mi abrigo tirándolo al sofá, suspire cansada y subí a mi habitación, era algo cansado trabajar en el Starbucks sinceramente ganaba algo de dinero así me mantenía y así pagaría el pequeño hogar en el que vivo.
Es sorprendente como pase de la mejor estudiante de la mejor Universidad de Londres a solo una gentil mesera de un pequeño local. Gracias a ese tipo que rompió mi corazón y se fue arruinando mi carrera, por solo confesarle que mi corazón sentía tantas cosas por el suyo. Puedo serles sincera, aun me duele que se fuera, fui tan tonta a aceptar el trato del estúpido aquel . Una lágrima recorrió mi mejilla, pensando en el, pensando todavía en el amor que sentía por el. Pero me hirió y eso no pienso perdonárselo, Limpie mi lagrima y me adentre al baño para girar el grifo y encender el calentador y llenar la bañera para poder tomar una ducha y relajarme de un día tan pesado.
El timbre sonó y camine hacia las escaleras para poder ver quien a esta hora se atrevía a venir.
Abrí la puerta delicadamente y lo vi ahí estaba con su sonrisa deslumbrada y con las manos en los bolsillos de su chaqueta.
