Parte 1

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Cuando tenía 18 años, se mudó una espléndida chica a la casa de al lado, Su nombre era Eliza. No nos tomó mucho tiempo el ser cercanas; cada día con ella era maravilloso.

Al momento del Mezyr nos cuidabas la una a la otra; siempre le protegía. Y entonces comprendí que no quería que nada de ello terminara; ¿por qué? , pues no tengo la menor idea, pero era feliz sabiendo que estaríamos juntas.

Para mi beneficio la ventana de mi cuarto daba a la de ella, y me obsesioné con eso; cada vez que podía la espiaba tras la cortina; ya que ella tenía la costumbre de dejar las persianas abiertas, podía ver todo lo que hiciera en su habitación.

Hasta llegue a tener sueños húmedos con Eliza; imagine la suavidad de su piel desnuda tocando la mía, su cabello rojizo cayendo tan elegantemente por sus hombros, la piel tan tibia de su pecho siendo besado por mis labios, mis manos recorriendo cada parte de su cuerpo llegando a la intimidad de su ser, hasta el sonido de su voz al momento de llegar al clímax. Había perdido la cordura, y se debía a esa persona.

Al pasar el tiempo, sentía que ella perdía el interés en mí, puesto que Ya no hablábamos como antes y cada vez me necesitaba menos. Entonces me decidí a hablarle y preguntarle qué pasaba, así que me acerque a mi ventana y abrí la persiana para ver si estaba en su cuarto. Lamente haberlo hecho. Una mezcla de decepción y enojo se apoderaron de mi. Solo atiné a recargarme en el escritorio a un lado de la ventana, morderme los labios y apretar la cortina con mi mano.

-Es que sea conseguido juguete nuevo...-dije mientras presionaba mi mano libre en mi pecho.

Al fin supe el porqué de tan extraña actitud. La vi tener sexo con un chico; jamás lo había visto antes. Pero haría que él desapareciera.

Así que esperé hasta el próximo Mezyr.

¿Qué harías en 12 horas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora