1. "El mundo que me rodea"

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-Señorita, póngase de pie por favor.- Me dijo la profesora- Y díganos, ¿Cuál es su nombre muchacha? ¿Le gustaría contarnos un poco acerca de usted?
-Yo, soy, me llamo Joyce, Joyce Taidow, vengo del sur, vivo sola, y, no hay mucho que decir de mí, me gusta cantar.
-Bien Joyce, gracias, puede tomar asiento.
-Si señora.

Era el comienzo de mi nueva vida, todo me parecía extraño, y como en cada ocasión en que llegaba a un nuevo sitio, no quería hacer amigos.

No sabía que hacer después de clases, mis compañeros de clase intentaban hablarme, y yo solamente los ignoraba, como a todo el mundo. Todo era un círculo social, en el que mi presencia sobraba, y, de hecho, no estaba interesada en integrarme a la sociedad. Me habían dejado un trabajo final, tomarle una fotografía a alguien cercano, con la única condición de que fuera del instituto, sin embargo, yo no tenía a alguien cercano en el instituto. El trabajo debía ser entregado en los últimos días del semestre. (Y eso que era mi primer día de clases.)

Al día siguiente, fue casi lo mismo, o, bueno, lo hubiera sido, si no me hubiera topado con unas partituras en la calle cerca de la escuela, y como imaginaba, pertenecían a alguien del instituto, del club de música.

-Disculpa, ¿Eres Leigh Faraday?
-Eh, no, lo siento
-Oye, disculpa, estoy buscando a un muchacho, no sé si le conozcas, se llama Leigh Faraday.
-No, tú discúlpame a mí, no me suena
-Amiga, oye, ¿Has visto de casualidad o conoces a alguien que responda al nombre de Leigh Faraday?
-Emm, no, lo siento, no conozco a ese muchacho

El famoso Leigh Faraday era un misterio, ninguna persona a la que le había preguntado lo conocía, y yo solo quería entregar la libreta de partituras de esa persona.

Sabía que podía ir directo al club, para entregar la libreta al líder del club o algo parecido, pero, algo me detenía, talvez eran solo las ganas de leer las canciones que estaban escritas en ella.

Estaba a punto de hacerlo, cuando la profesora llamó por mi nombre completo.

-Joyce Taidow
-Dígame señora
-Bien, quería informarle, que necesito que meta estos documentos en su expediente- Dijo entregándome un sobre con mi nombre- Disculpe si no puedo hacerme cargo, lo que pasa es que tengo algunos pendientes por ahí, pero, confío en usted, tome las llaves, y, cuando termine me busca en el aula 2.1
-Entiendo señora, la veo ahí en unos minutos

Era mi oportunidad, podría buscar el expediente de Leigh Faraday, para tener en cuenta su identidad, no pasaba nada si lo único que quería hacer era regresarle su querida libreta, aunque, comenzaba a impacientarme, sí, porque no quería regresar esa libreta, quería quedarme con ella para cantar esas canciones, (Y sí, sonaba como una ladrona de intérpretes) pero, realmente no quería devolverle su libreta al muchacho.

Entré al aula de profesores, y con las llaves de la profesora, abrí la estantería de los expedientes, ordenados alfabéticamente, por grupos, y al parecer comenzando por el apellido.

Busqué en los de primero, y no estaba. Abrí el estante de los de segundo, y aproveché para dejar mis documentos en el expediente que me correspondía. Después busqué en los de tercer grado, y cuando menos me había dado cuenta, me encontraba de pie frente a un estante negro, con el expediente nada más y nada menos que de Leigh Faraday.

Abrí el dichoso expediente, que se encontraba en mis manos, y conocí su cara. Por algún motivo, apunté su número telefónico en mi muñeca, no quise ver más, por respeto a su privacidad, así que dejé el expediente en su lugar, y cerré todo el equipo de estanterías.

Salí, y posteriormente le entregué las llaves a la profesora, finalmente, fui a mojarme la cara a la fuente, e inexplicablemente, Leigh Faraday en persona estaba sentado al borde de ésta.

Me había quedado en shock, y fue en ése momento, cuando me di cuenta de que no quería devolver esa libreta.

Estaba a punto de irme cuando escuche la voz del susodicho...

- Disculpa, ¿Haz visto mi cuaderno? Era dorado y tenía mi nombre, Soy Leigh Faraday. Tenía partituras y letras dentro.
- Eh, no, disculpa.

Eran las 4:30 cuando sonó la campana del instituto.

-Me tengo que ir, espero que recuperes pronto tu libreta.
-¡Espera...!

Como dije en un principio, no podía hacer amigos, por una razón que solo yo conocía, salí corriendo de aquel lugar. Mi reacción me había parecido de lo más desagradable, el no es ningun cercano mío, pero, sin embargo, pude haberle regresado su libreta y no lo hice, una rara y alocada idea se me había venido a la cabeza, quise detenerme, pero, cuando menos me di cuenta, había sido demasiado tarde, había pulsado el botón de "Enviar", podría haberlo cancelado si no hubiera aparecido tan repentínamente un "Mensaje Enviado" en la pantalla de mi teléfono.

[Leigh's POV.]

Estaba ensayando, tenía la guitarra en mis manos, pero, no era lo mismo sin mi libreta de partituras. Dentro de poco tendría un examen musical y todo lo que apunté en aquella libreta vendría en el examen.

Sonó mi telefono indicando que un mensaje había llegado.

"Estimado Leigh Faraday

Primero que todo, buenas tardes.
En segundo, quería decirle que he encontrado su libreta.
En tercero, quería decirle que no pienso regresarsela a la ligera.

Bueno, por mi parte es todo. Que lo pase bien el resto del día."

No podía creer lo que mis ojos estaban leyendo, esa persona no quería regresarme mi libreta, así que no podría estudiar para el examen del club de música.

"¿Quién eres y por qué no me quieres regresar mi libreta?"

En seguida llegó un mensaje en respuesta.

"Solo llámame Joyce."

El Camino de Joyce.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora