One

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El frío nunca fue un buen aliado.

Estaba en el hospital, agotado tanto física como emocionalmente y mi mente no podía apartar los momentos que pasé con ella.

Porque a pesar de la edad, nunca dejaría de ser un simple niño que busca a su mamá.

Ella se había ido y la doctora me lo había dicho hace 5 minutos y a pesar de la cálida y convaleciente forma en la que me lo dijo, yo había sentido mi corazón congelarse en ese instante y sabía perfectamente que iba a tardar mucho tiempo en calentarse de nuevo.

Salí de allí, agobiado por ese sentimiento tan intenso y desesperado que parecía azotar mi cuerpo con desenfreno, carcomiendome por dentro y sin poderlo evitar, arrancandome gemidos y lágrimas de dolor.

Ese día, a mis 17 años, conocí lo que era llamado, el dolor en el corazón.

***** DOS AÑOS DESPUÉS ******

La alarma sonó.

No fue un despertar sufrido, puesto que no había podido conciliar sueño en toda la noche y no me costó demasiado levantarme. Estaba ansioso por salir de la cama y poder alejar mi mente de los turbios recuerdos que llegaban justo cuando no los esperaba.

Decidí desayunar de camino al instituto, ahora solo quería relajarme un buen rato en la ducha y dejar mis penas en el agua.

A pesar de que ya llevaba un año viviendo solo en ese enorme departamento, nunca se le iba esa sensación de soledad al no tener la necesidad de cerrar la puerta del baño. No es como si alguien fuera a abrir de imprevisto, de todos modos.

Al salir del baño, me vestí. Nada extravagante, simplemente una remera blanca y una cazadora, junto a unos jeans oscuros y mis viejas botas de cat. Sequé mi cabello rápidamente y me dispuse a salir, comprobando que había tardado más de lo esperado en la ducha. No me arrepentía, realmente me había relajado.

Tomé las llaves, billetera, mochila y me subí al auto tirando la mochila en el asiento del copiloto, apresurandome para no llegar tarde. Las charlas de la directora podían resultar un gran dolor en el trasero.

Al llegar y estacionar en el lugar que está siempre vacío, (creo que me temen o algo así y por eso nunca lo ocupan), bajé y comprobé que aún faltaban 5 minutos para las 8:00 am. -perfecto - pensé.

-¡Hola cariño! - grita emocionada Megan. Ésta chica es desesperante y cada vez que intento sacarmela de encima, su novio lo hace por mí.

- Déjame en p...

- ¿Bradbury coqueteando con mi novia tan temprano? ¡Qué novedad!. Escucha gusano, estoy cansandome de decírtelo todos los días, ALÉJATE DE ELLA.- escupe en mi cara inexpresiva, lo cual me hace rodar los ojos y retirarme de ahí. No soporto las peleas y menos si son de pareja.

- ¿Qué hay, Dave? Escuché al marido cornudo gritarte de nuevo por allá- me dice Chad. El me agrada, es un buen amigo y sabe cuando callar y cuando actuar.

-No te preocupes, un día de estos va a llegar tarde y le diré las cosas a su noviecita. Esa chica está desesperada por llamar la atención y se le nota a leguas - digo con asco. Detesto cuando se acercan a mi solo por mi físico, es solo una cara bonita . No tienen idea de lo que hay dentro y tampoco me apetece que lo averiguen.

-¿Tienes historia a primera hora? uff, te deseo suerte amigo. Nos vemos en el almuerzo - menciona mientras camina hacia su clase.

- Claro, adiós - digo y hago lo mismo, camino hacia tres horas seguidas de la revolución francesa. No es que odie historia ni nada de eso. Soy un buen estudiante y puedo decir que tengo excelentes calificaciones. Es que en esa clase se encuentra el "séquito de las wannabe's" como las llama Chad. Ellas se la pasan toda la clase hablando y aventandome notitas con sus números telefónicos y riendo tan falsamente que me enferman.

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⏰ Última actualización: Jul 21, 2016 ⏰

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