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- Creí que no estabas vivo. – me saludó Alan a las afueras de la universidad. Ya habíamos tenido nuestra semana de vacaciones fuera de este calvario y hoy viernes, nos teníamos que regresar.

- ¿Por qué dices eso? – pregunté percibiendo el olor de el cigarro que él estaba fumando.

- No lo sé. – elevó los hombros con descaro, volviendo a aspirar de aquel pequeño cigarrillo. – Entre las chicas y tus malas calificaciones, pensaba que no estabas vivo. – soltó una gran carcajada al terminar la frase.

Observé a lo lejos, a las escaleras de la universidad, allí estaba Jasmine y sus amiguitas. Con sus pequeñas faldas negras. Recordé aquella noche, cuando nos la pasamos tan, tan, tan bien ella y yo. Me ponía duro, con tal solo recordarlo. Sacudí mi pelo ahuyentando esos pensamientos.

Observé a Alan. Él también las estaba observando, aspirando de su cigarrillo y mirándolas de arriba abajo, comiéndoselas con la mirada literalmente. En un ágil movimiento propio de mí, le quité su cigarrillo y aspiré un poco, tosí y volví a aspirar. Lo tiré al suelo, aplastándolo para luego seguir caminando hacia adelante.

- ¡Imbécil! ¡Era el último!

- No es mi culpa que tus reflejos sean sumamente lentos. – carcajeé victorioso y me acerqué a Jasmine.

- Hola hermosa. – susurré en su oído mientras jugaba con un rulo que caía de su melena oscura.

- Hola Bryan. – respondió con una sonrisa pícara.

- ¿Por qué no te vienes a mi habitación esta noche? – pregunté divertido mientras mordía mi labio inferior.

- ¿Nos verán? – susurró pasando su lengua esta vez por sus labios.

- En todo caso, nos escucharán. – Volví a ponerme duro. – Voy hacer que grites hasta mi nombre.

- ¿A qué hora? – susurró divertida.

- A las diez, a las diez y media. A esa hora es cuando revisan si todos estamos en nuestras habitaciones y ahí...-observé su escote y volví a mirarla a los ojos. – Ahí, te puedes cambiar. Ella asintió y besé la comisura de sus labios.

- Adiós hermosa. – dije echándole una última mirada.

Caminé hasta donde estaba Alan, acompañado esta vez por Freddy y Jos.

- ¿Ya tienes la noche? – preguntó Freddy carcajeando mientras estampaba su mano en mi hombro.

- La tengo. – le guiñe un ojo. - ¿Qué tal tu vida? – pregunté.

- Igual que siempre. – carcajeó. - ¿Y la tuya? – elevó una ceja.

- ¿La mía? – reí con descaro. – La mía, cada vez mejor.

- Hey Jos . – le estreché la mano a Jos.

Él era el más serio del grupo.Alan y yo éramos muy parecidos, Freddy lo era, pero no tanto como nosotros y Jos era el 'Lindo' según las chicas. En ese justo momento, un auto había llamado nuestra atención. Estacionó al lado de mi auto, justo enfrente de donde estábamos nosotros. Se bajó un señor alto, de muy bien ver, se acercó a la puerta de atrás y le cedió paso a un monstruo, digo...a una chica.

- Mira Jos, para ti. – carcajeé observándola. Llevaba una cola alta, aun así su pelo caía por su espalda. Unos pantalones de campana vaqueros y una chaqueta deportiva conjuntándola con unas deportivas Nike de los años 60. Sí, un monstruo literalmente.

- Igual tiene una cara bonita...- dijo Freddy mientras la observaba. Y entonces, la chica se dio la vuelta, dándole un beso en la mejilla al señor que la acompañaba. Supongo que sería su padre. Miró hacia nosotros y subió los escalones para entrar en la universidad.

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⏰ Última actualización: Jul 21, 2016 ⏰

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Desafío al corazón || Bryan MouqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora