¿Dónde estoy?

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Cierto muchacho de mediana estatura se encontraba en el suelo de su habitación leyendo. El título del libro era "Alicia en el país de las maravillas". Al chico realmente le agradaba ese libro, sobre todo por los personajes extraños que aparecían ahí.

Un zumbido interrumpió aquella tarde tan tranquila de lectura, era su móvil. Extendió su mano con algo de pereza para así tomarlo entre sus manos y abrir los mensajes.

SMS: Kise-kun

« Kurokocchi, nos vemos en el parque que está cerca del Maji Burger en 20 min, Akashicchi dijo que tenía algo que decirnos, ¡no tardes! »

Fin mensaje.

Sin más remedio se levantó y fue a su armario para tomar así un abrigo negro y la bufanda rosa que le había regalado Momoi en su cumpleaños. Tomó su móvil para guardarlo, las llaves y a Nigou en brazos para finalmente salir del departamento  y dirigirse hacia el punto de encuentro. No tardó mucho, ya que, a decir verdad, su casa se encontraba relativamente cerca del Maji Burger. Sacó unos segundos su celular para ver la hora, faltaban unos cinco minutos antes de la hora de llegada, lo volvió a guardar y entró al local de comida rápida para así poder comprar su batido de vainilla. Colocó a su peludo amigo en su cabeza para así pagar el pedido y salir camino al parque, en donde se notaba que desde cada punto de este comenzaban a reunirse. De a poco comenzaba a acercarse al grupo, dio un sorbo a su batido. De un momento a otro Tetsuya 2 saltó de su cabeza para así comenzar a correr hacia lo que eran unos arbustos, por lo cual su responsable dueño fue en su búsqueda para que no se lastimará. En lo que caminaba detrás de su mascota, bebía algo del batido, pero este tenía un sabor extraño. Sabía a vainilla, sí, pero había algo más que no lograba reconocer el pequeño.

En ese momento Nigou corrió hacia él tumbándolo, haciéndolo quedar entremedio de los arbustos. Como también el batido se derramara todo encima, una rama algo gruesa y firme había hecho que se diera un golpe algo fuerte, haciéndolo cerrar de a poco los ojos. 

-— ¡Tetsu-kun!

¡Tetsu!

Kuroko

¡¡¡Kurokocchi!!!

Fue lo último que escuchó el más pequeño del grupo. Lentamente, y con algo de pesadeza, comenzó a abrir sus ojos. Algo baboso y húmedo estaba lamiendo su cara, de seguro era Nigou.

Nigou, tranquilo...

Murmuró el chiquillo llevando su mano hacia el pequeño animal que se encontraba encima suyo. Una vez logró enfocar bien su vista observo los árboles que le rodeaban, no eran como los del parque, de hecho no estaba el arbusto en el cual cayó. Una ráfaga de viento pasó fuertemente haciendo que el cuerpo del chico se estremeciera, se reincorporó para abrir sus ojos un tanto desconcertado, ¿por qué demonios usaba un vestido?, se supone que él había venido con pantalones y una chaqueta y ahora resulta que no, tenía puesto un vestido celeste con volantes a los lados, un delantal blanco y unas calcetas blancas largas

Esto no es el parque..estoy en un bosque, pero...¿por qué?

Comenzaba a cuestionarse, además de ¿dónde estaban los chicos? Él recordaba que estaban ya casi todos reunidos, y cuando se golpeó logró escuchar que le llamaban. Entonces, ¿dónde estaban? Soltó un suspiro de sus labios para así levantarse finalmente y sacudir sus ropas, tendría que buscarlos al parecer. Bajó su vista hacia su canino amigo para tomarlo en brazos y así emprender marcha hacia dentro del bosque, de alguna forma debía salir de ahí , ¿no?

Ya llevaba dos horas caminando, según calculaba Kuroko, pero todavía lo único que veía era árboles, camino, y más árboles, no estaba llegando a ningún lado. Decidió sentarse en una ropa algo grande que se encontraba cerca del sendero para poder descansar, comenzó a ver que su sombra se hacía cada vez más grande, estaba anocheciendo.

-—Vamos a buscar donde dormir, no creo que suceda algo esta noche y no veo que salgamos pronto.

Llevó su mano a los cabellos de su acompañante para recibir de vuelta una pequeña lamida. Nuevamente se levantó y comenzó a recoger las ramas que estaban cerca, como así también algo de pasto seco que se encontraba suelto. En ese momento recordó que no sabía cómo encender una fogata sin ayuda de un encendedor por lo cual suspiró y tomó a su pequeño en brazos dándole caricias en la cabeza, decidió recostarse en el pasto abrazando a su mascota, no tenían con que abrigarse, ni comida así que sería lo mejor dormir para que pronto amaneciera.

Oye, ¿no crees que enfermarás si te quedas así?, además quién dijo que aquí no hay gente depravada, es un bosque pero no es tan desierto como crees.

Se escuchaba a una voz ronca la cual hacia algo de eco. Esta voz alertó enseguida al muchacho quien se sentó comenzando a buscar al dueño de la voz, pero no encontró a nadie, sino más bien unos ojos azules que sobresalían entre esa oscuridad.

Y tu...¿como sabes eso?

Cuestionaba el muchacho peli celeste.

¿por qué?, pues porque te llevan siguiendo hace unas horas y no te has dado cuenta. Será mejor que hagas algo antes de que lleguen, puede que no termines bien si sigues aquí.

 Una amplia dentadura apareció junto a aquel par de ojos brillante.

¿puedes ayudarme?

Ya se había puesto de pie y se dirigía hacia aquellos ojos

Hey , hey aléjate un poco, ¿quién dijo que voy a ayudarte?

De a poco aquella brillante sonrisa desapareció dejando ver solamente ese brillo

Por favor, ¿si? haré cualquier cosa que quieras.

Esta vez aquella voz sin expresión comenzaba a tomar un cierto tono de súplica, pues el miedo comenzaba a invadirle

- ¿Cualquier cosa? -

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