- Capítulo Único. -

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Bueno, no sé ni cómo comenzar xD estoy tan feliz y tan nerviosa. Ay...

Les traigo mi primer fic de Saint Seiya... ¡Yaoi!
Si, con todas sus letras. :'B

Este fic aunque ya lo tenía pensado, sólo pudo ser completado con varias ideas fantásticas de mi querida Sao-chan. ❤


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Shion estaba histérico. No escuchaba de explicaciones o excusas, como él había comenzado a llamar a lo que su hijo menor intentaba desesperado decirle.


Pero, ¿que rayos iba a inventarse? Él también fue joven, y conocía bien que eso a lo que Mü llamaba amor, no lo era... Ese tipo, que, seguramente era un malandro, un abusador de jóvenes inocentes, había vigilado a su dulce Mü para luego embaucarlo con palabras rebuscadas del diccionario.

Seguramente él fue la causa de que su pequeño se tiñera su hermoso cabello dorado para convertirse en un algodón de azúcar, con ese tonito lavanda que ahora llevaba.

-Mamá, Saga es bueno. - le hablaron desde la puerta cerrada de su habitación, casi como si le leyeran la mente.

Su borreguito siempre se había portado correctamente, no como su hijo mayor que desde que nació era incorregible, pero buena persona al final.

-Tch. - escuchó al susodicho seguramente cerca de Mü. -¡Que vas a saber tú de la gente! Ese solo quiere llevarte a un motel y luego... - escucho el gruñido de su primogénito, aunque su pequeño también pudo haberlo emitido.

Apretó los puños enojado, no quería que lastimaran a su hijo. Si al menos el mal padre que tienen sus muchachos, lo apoyara.

-¿Que pasa aquí? - la voz siempre alegre de su esposo, se escuchó con el mismo tono. Shion lo maldijo por lo bajo. -¿Mamá se encerró de nuevo?

Ambos muchachos asintieron a la interrogante de su padre.

-Todo es su culpa. - les reprocho el peliazul menor. -Tú deberías de escucharnos. - arremetió contra el pelilavanda que giró los ojos ofuscado. -Y tú viejo, deberías dejar de solapar sus tonteras.

La enorme risotada del italiano se dejo escuchar. -Mocoso de mierda, me estás diciendo que te debo apoyar a ti en todo, pero a borreguito ¿debo enclaustrarlo en una torre?

Su Angelo siempre había sido muy apegado a él, de ahí que los dos llevarán esos tétricos apodos sin problemas, Manigoldo y Death Mask, un juego de padre e hijo que Shion nunca entendió. DM siempre le había tenido confianza a su viejo, siempre le contó de sus travesuras de pequeño y bueno, ahora sus travesuras de adulto se las callaba pues eran caballeros pero, bien se imaginaba como se portaba.

Y eso era lo que le disgustaba, que el siempre rebelde de su hijo mayor apoyara a Shion con sus exageraciones, sin notar que Mü tenía derecho a experimentar lo que él ya había probado.

-¿Y si él es como tú? - sonrió ladino el mayor. -No creo que debas preocuparte.

Sí, seguro su borreguito era un carneron.

Mü enrojecio ante las palabras de su progenitor, sabía que su hermano era bisexual que así como había tenido novias, había tenido novios, y con estos últimos siempre fue el activo.

La sola idea de él dándole a su pareja, le parecía tan descabellado, sus sueños siempre eran de otra forma. De él recibiendo el amor de Saga, una y otra vez mientras lo besaba en el cuello, para luego marcarlo como suyo. Mientras sus manos jugaban con sus pezones y...

"Cosas de familia."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora