- ¡¿¿Sandra??! ¡No te desmayes ahora!
Si la cogía no podría huir, pero no podía dejarla ahí, joder. Me la cargué al hombro y corrí lo más rápido posible.
- DEJA DE CORRER, PEQUEÑA.
- ¡Que le den, señora!
Wow. Nunca le había dicho eso a una profesora.
Empecé a ver la salida... Sí, quedaba poco para acabar con esta pesadilla...
- Hola Julia -. Era Alba, estaba cerca de la puerta ¿que hacía ahí? - ¿Por que corres?
- ¡Corre, no hay tiempo para explicaciones!
Corrió hacia mí y cogió a Sandra, uf, fue un alivio descargarme de ella por un momento.
- ¿De que huimos?
- ¡Luego te lo explico, sólo corre!
Giré un momento la cabeza y ella ya no estaba, ¡había dejado de perseguirnos!
- Ya podemos parar, Alba.
Alba paró en seco y dejó con delicadeza a Sandra en el suelo, acercándomela.
- ¿De que huías? ¿Que os perseguía? ¿Cómo le ha pasado esto? - preguntó Alba con rapidez.
Me senté en el suelo con la cara entre las rodillas para asimilar lo que acababa de ocurrir y pensé una respuesta en la que no pareciera que estuviera loca. No la encontré.
- Hmm... ¿Julia? ¿Estás bien?
- No joder, no... Esa profesora loca ha matado a los alumnos y nos ha perseguido.
- Esta vez te has pasado con las novelas de terror, ¿no crees? - dijo Alba, entre risas.
- ¿No me crees? Se que sueno como una loca retrasada, pero tienes que creerme.
Hubo una pausa incómoda, no parecía creerme.
- J-Julia...¡¿¿Era ella la loca...??!
Levanté la cabeza, asustada, y cogí de nuevo a Sandra. Estaba ahí de nuevo. Esto no había terminado.
- ¿... En serio creíais que dejaría a algún testigo...? Ay... Julia y Sandra. Mis alumnas favoritas. No quería mataros, pero no me dejáis otra elección... Oh. Hola Alba, no esperaba verte aquí.
- ¿¡SE PUEDE SABER QUE QUIERE DE NOSOTROS, VIEJA!? - no podía evitar gritarle, estaba entre asustada y enfadada.
- Oh Julia, no te alteres, deberías sentirte halagada, no te quería matar.
- ¡No te quedes ahí Julia, corre!
Alba me agarró la manga y empezamos a correr frenéticamente, pero íbamos más despacio, ya estábamos cansadas y yo tenía que cargar con Sandra.
- A este paso os alcanzaré, pequeñas...Intenté ir más rápido, pero de nada me servía.
- ...Ya casi os tengo en mis manos...
No íbamos a llegar fuera, solo con un milagro podríamos salvarnos...
- ¡Ah! - era Alba gritando. La había cogido. Me paré y miré en la dirección del grito. Estaba viva, la profesora estaba acariciandole el pelo mientras la sujetaba.
- ¡ALBA! - no pude contener las lágrimas, no quería ver morir a Alba.
La profesora no se detenía, corría agarrando a Alba del pelo. Me iba a alcanzar.
- Agh... ¡Corre, Julia...! - casi no se le entendía.
Me paré.
- Vaya... ¿Ya te rindes, pequeña? - soltó la profesora con tono burlón.
Me había equivocado de camino, el instituto es tremendamente grande y aún no me había acostumbrado a él.
- Bien - soltó el pelo de Alba y alba gimió de dolor en el suelo -. Puede que no os mate. Pero alguien se encargará de ello por mí.
- ¿...Que quieres decir? - preguntó Alba.
- Ya lo veréis, pequeñas, acompañadme.
- ¿Por qué deberíamos hacerlo? - respondí lo más imponente que pude.
- ¿Prefieres seguirme o morir ya, pequeña? - a continuación, la profesora se acercó a mí y ce acercó a mi cara inclinándose -. Sabría hacerte una "corbata colombiana".
Esa zorra... No sé como podía decir eso sonriéndome. Ayudé a Alba a levantarse, cogí a Sandra y la empezamos a seguir por los pasillos, estaban vacíos, puesto que aún estabamos en el horario de clase.
- Esto no es buena idea... - me susurró Alba.
- Lo sé. Pero no nos queda otra alternativa.