Capítulo 1: Realidad

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(NOTA: Se aconseja reproducir la multimedia en el momento indicado en el texto).

La brisa marina golpeaba con suavidad el rostro de Stanley. El sol que la acompañaba era espléndedido; sus rayos, cálidos y tan brillantes como su creador. Todo era demasiado perfecto para ser real. Era justo tal y como Lee lo había soñado.

-Buenos días -escuchó cómo Ford le susurraba en la oreja y lo besaba en el cuello.
-Buenos días, Sixer. No esperaba encontrarte aquí tan pronto -sonrió.
Stanford se rió, divertido.
-Ey, que no soy tan dormilón como tú piensas...
-No poco, ¡el otro día te tuve que despertar a la hora de la comida, perezosín!
-¡Cállate! -a Ford le encantaba juguetear así-. Pesado.

Se quedaron unos segundos admirando la marea.
-Hace un día maravilloso -murmuró Stanley.
-Y que lo digas. No creo que necesitemos desviarnos de la ruta, ya no hay riesgo de tormenta.

-No cantes victoria aún, bucanero -dijo Lee con una voz raspada al estilo pirata-. Quién sabe si el clima te ha oído y se nubla todo de repente.
-Eso es más propio de ti, Stanley. Tú eres el gafe aquí.
-Mira quién habla, el señor "cada vez que toco el timón comienza a llover".
-¡Eso no es verdad!

Cómo les gustaba meterse el uno con el otro. Parecían auténticos chavales.

Sólo llevaban una semana navegando por el inmenso mar, y ya se sentían como en casa. Su objetivo ahora era dirigirse al foco de varios hechos inusuales, el cual estaba muy cerca del territorio del Polo Norte. Era una parte concreta del mar, y necesitarían algo de tiempo para localizarla por completo.

Stanley cogió aire, satisfecho.
-Qué ganas tengo de llegar a nuestro destino. Pienso llegar al fondo del asunto, ¡y lo conseguiremos!
-Nada detiene a los hermanos Pines, ¡ni al Stan O' War! -exclamó Ford, emocionado. Nunca antes se había sentido tan lleno de vida.

-¡Pines! ¡Pines! ¡Pines! -comenzaron a corear. Acabaron riéndose a carcajadas, besándose dulcemente.
Lee sonrió, melancólico.
-Qué mayores nos hemos hecho ya, ¿eh? Parece que fue ayer cuando nos hicimos pareja...
-Y que lo digas. Daría lo que fuera por regresar a aquellos viejos tiempos.

-Eso sí, que sepas que lo que no ha cambiado ha sido mi amor por ti -le plantó un beso en la frente, arrancándole a Stanford una risita.
-Tampoco el mío, cabeza hueca.

***

A pesar de haber sido capaces de derrotar a una de las entidades más poderosas del universo, Bill Cipher, seguían sin saber muy bien a qué se estaban enfrentando en aquel lugar.
El peligro les acechaba en cada roca, en cada movimiento de ola... Pero ellos no lo veían demasiado claro.

El mar no es algo que esté entre tu destino y tú, sino un territorio hostil como otro cualquiera.
Stanford era el que más se preocupaba por esto. Comprendía los peligros marinos y los riesgos en plena alta mar, pero tampoco se hacía una idea de lo que iban a encontrar por ahí.

Además... eso era sólo el principio.

Una noche, ambos dormían plácidamente en su camarote, el cual lo compartían como buena pareja. Stanley se despertó poco a poco al oír un extraño sonido que cautivó sus oídos. Sorprendentemente, no se trataba de la dulce respiración de Ford a su lado.

Se trataba de un canto absolutamente maravilloso, propio de los mismos ángeles. La voz de la intérprete era delicada y espiritual. Extrañamente, parecía producir una sensación de hipnosis a nuestro protagonista.

(Minuto 3:17)

Asombrado por la impresionante voz, dejó con cuidado el lecho para no despertar a Stanford.

Salió por la puerta dando pasos lentos, pero firmes. Busco con la mirada la dueña de aquella voz, dándose cuenta de que, a su izquierda, había un curioso movimiento en el mar. Tuvo claro desde el primer momento que los cantos provenían de ahí.

Se acercó al costado de la cubierta y se asomó para analizar mejor la situación.

Al principio no vio nada, pero la voz no se había apagado. Es como si estuviera debajo del agua, pero se podía escuchar desde la superficie gracias a su gran eco.

De repente, lo que parecía ser una mujer bellísima surgió del agua. En ese instante quedó claro que ella era la dueña de la hermosísima voz.

Estaba desnuda, y sólo su larguísima melena tapaba sus senos. Su rostro era realmente bello, y sus extremidades parecían de porcelana. Era pálida como la nieve, y sus ojos eran de un verde espectacular.

Stanley se quedó inmóvil. Estaba completamente cautivado por estos hechos, ya que nunca había visto nada igual.

Daba lo mismo si se lo estaba imaginando o no. Él quería seguir sumergiéndose en la divina melodía. La mujer le dedicó una sonrisa a su espectador, la cual tenía demasiados dientes para ser normal.

Ahí fue cuando Lee se dio cuenta de que algo no iba bien.

Decidió alejarse unos pasos, pero observó con horror que sus piernas no obedecían. Quiso dirigir su mirada de nuevo hacia la muchacha, pero para su sorpresa, ya no estaba ahí.

En cuestión de segundos, surgió del agua una terrorífica criatura humanoide, al parecer la misma fémina de antes, pero esta vez con el triple de colmillos, los ojos grandes y forforescentes, la piel verdosa y mucho, mucho más fea.

Emitió un ensordecedor chillido, tan agudo que era capaz de destrozar tímpanos. Tras esto, estiró sus huesudos brazos y agarró a Stanley con unas garras de por lo menos siete centímetros de largo.

Lee soltó un desgarrador aullido de dolor al sentir ciertas partes de su pierna desgarrarse. No era de gran gravedad, pero la asquerosa criatura lo hacía todo más doloroso de lo que era.

Antes de ser brutalmente arrastrado hacia el agua, el hombre consiguió gritar el nombre de su querido Stanford.

El mar ahogó su alarido, y poco después, su garganta. Sólo escuchaba los sonidos provenientes de su tráquea al verse falto de aire.

Todo se tornó oscuro, y Lee sucumbió al abismo marino.

***

Stanley despertó por segunda vez. Comenzó a toser, expulsando todo el agua que aún quedaba en su garganta. Se quedó asombrado al ver que estaba en tierra firme. Hacía un sol tremendo.

Levantó la cabeza lentamente. Menos mal que ya estaba tumbado en el suelo; si no, se caería cuán largo era al ver ese panorama.

Se encontraba en su ciudad natal, New Jersey. Todo parecía estar tal cual lo dejó, cosa que le pareció muy rara.

De repente, vio una mano que se extendía ante él. Lo más curioso y agradable de ella es que tenía seis dedos.

Observó al joven que se encontraba justo delante, del cual no se había olvidado.

-¿Está bien, señor? ¿Necesita ayuda?

(Música perteneciente a la banda sonora oficial del videojuego Heroes Of Might and Magic IV)

Amantes. (Stancest - StanleyXFord Pines)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora