Suelo levantarme en las madrugadas para ir al baño o comer algo, pero ya no. Un día de julio desperté a las 2:50 am con unas grandes ganas de orinar. Me levanté y caminé por el largo pasillo que conectaba mi habitación y el baño. Encendí la luz, me relajé y oriné con ganas. Cuando me dirigía de vuelta a la habitación, un escalofrío recorrió lentamente mi espalda. El presentimiento de algo tétrico me invadió. Al llegar a mi habitación miré mi cama: estaba tapada y un bulto del tamaño de una persona se veía debajo de las sábanas. Vivo solo, no tengo mascotas. Traté de encender la luz, pensando que no era nada más que un efecto óptico. La luz no encendió; el pavor me llevó a pensar que algo estaba en mi cama. Me acerqué lentamente, tratando de no hacer ruido. Estiré mi brazo para tocar las sábanas, quizás no había nada ahí. Cuando puse mi mano en la cama, sentí algo sólido, duro y húmedo. Invadido por el horror corrí lo más rápido que pude hacia la puerta de salida. Cuando salí de mi casa mi vecino que venía llegando de su turno nocturno me miró con extrañeza. Volví a entrar a la casa encendiendo las luces, y cuando llegué a mi habitación la luz sí encendió y el bulto ya no estaba. Después de esa noche no pude dormir, me mudé donde un amigo para no volver a revivir ese día. Aún me perturba. Cuidado con ir al baño en las noches.
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Creepypastas
HorrorEsta es una recopilación de Creepypastas, ideal para leer durante la noche, mientras te observa fijamente un espíritu...