Polvo se vuelve mi corazón cada vez que menciono o escucho tu nombre. Polvo se vuelven mis ojos cuando veo tus retratos. Cenizas se han vuelto mis otros recuerdos, mis sentimientos. Quemaste mi corazón, y lo único que has hecho con él es hacerlo polvo.
Polvo me vuelvo cada vez que te veo por la calle. Te observo a lo lejos, pero tú no me ves a mi. Destrozaste lo que era, lo que fuí, y sin embargo, no dejo de pensar en ti. Me has vuelto polvo. Polvo que se llava el viento cuando sopla fuertemente. Soy el polvo que te acaricia provocando que te enfermes. Eso es lo que soy para ti. Para ti me he vuelto una persona insoportable. Mis sentimientos nunca te importaron, y sin embargo, no dejo de pensar en ti.
Soy el viento, el viento que arrastra el polvo, los sentimientos, y se los lleva junto con él. ¿Qué podrías hacer con tanto polvo? Lo que has hecho de mi, porqué en eso me convertí. El último beso aquella tarde, cuando me abrazaste fuertemente y susurraste que me cuidarías. Todo lo que me habías dicho alguna vez, se ha vuelto polvo junto conmigo.
Soy la arena que se escabulle entre tus dedos cuando tratas de tomar una porción. Soy el agua que daña tu dibujo. Tus sentimientos nunca fueron más fuertes que los míos. Cambiaste todo lo que sentía por ti, junto conmigo, en polvo.. ¿Pensaste que no me dolería ver tus labios pegados en otros que no fueran los míos? Te fuiste, te fuiste lejos.
Te dañaré, tal como tú me dañaste a mi. Polvo volveré tus sueños, así como quemaste los míos. Serás polvo, así como yo.