Capítulo I

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BaekHyun amaba mucho a su madre, pero justo en ese momento la consideró la mujer más cruel y vil que pisó la Tierra.

—Solo serán unos días.

Observó a su padre en busca de ayuda.

—No me mires así. Estoy de acuerdo con tu madre.

—¡Pero, papá!

—Baek, necesitas algún tipo de castigo, ¿no crees? —Hizo un puchero y desvío la mirada de los ojos de su padre, quien no lo ayudaba en un momento tan importante como ese—. Estrujaste mis tarjetas de crédito hasta dejarlas sin un mísero won.

Pues él creía que sus padres podían ir a chupar mandarinas con cáscara. Tenía necesidades, así como cualquier ser humano, y estas debían ser satisfechas de la manera correspondiente.

—¡Pero lo necesitaba! —gritó eufórico al ver que nadie tuvo intenciones de salvarlo.

—¡No me vengas con cosas de niños pequeños, BaekHyun! —gruñó su madre, quien era la que parecía tener las riendas de esa familia—. Estás castigado y trabajarás para pagar las tarjetas de tu padre.

—¡Nunca las podré pagar! —gimoteó mientras hacía una mueca de bebe llorón y sacudía las manos con exageración.

—Pues aún te queda bastante por vivir para que puedas pagar tus deudas.

—Ahora anda a tu habitación a hacer tu maleta. Te irás mañana a primera hora —avisó su padre mientras lo apuntaba con uno de sus dedos, acusador.

—¡Pero no quiero!

—Nadie te mandó a comprar tantas cosas que no necesitas. —Su madre se levantó de la mesa para llevar los platos sucios a la cocina.

—¡Lo necesitaba!

—BaekHyun, dime cuándo usarás el rizador de cabello. Porque yo aún lo veo muy sellado dentro de su caja.

Frunció el ceño ofendido y se llevó una mano al pecho—. ¿Estás queriendo decir que mi rizador no es una necesidad?

—¡No cuando ya tienes otros tres más! —chilló su madre.

—¡Son para distintos tipos de rizos!

Ambos padres callaron y lo miraron atentamente, como si estuviesen lamentándose por tener un hijo como aquel.

—Te consentimos demasiado, cariño —susurró su padre y pasó una mano por sobre la mesa para acariciar la suya, dándole consuelo—. Es hora de que aprendas a valorar las cosas y lo que cuesta conseguirlas.

—Nuestra idea no es enviarte a trabajar para que seas infeliz, Baek; deberías saber que nuestros deseos están bien alejados de eso. Simplemente queremos que consigas las cosas por tu propia cuenta, que sepas defenderte en este mundo de gigantes.

BaekHyun lloriqueó y dejó caer la cabeza sobre la mesa de madera en la que estaban cenando.

Los odiaba, los odiaba mucho.

|•••|

Cuando le dijeron que saldría a primera hora nunca pensó que sería así, tan literal, porque realmente jamás se imaginó siendo despertado por su madre a las cinco de la mañana para que se alistase porque cariño, el bus sale en una hora. Maldición... si lo peor de todo era que en una hora no alcanzaba a alistarse.

—Llámanos seguido, ¿sí, bebé? —BaekHyun rodó los ojos cuando su madre le apretó las mejillas y besó su frente.

—Si es que encuentro señal para el teléfono, mamá. —Sus padres rieron con suavidad por su comentario.

Pagando las tarjetas de papá • || ChanBaek ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora