La maldición de los vestidos de novia (No le robes el novio a una cliente).

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"Me gusta, y sé cuánto me gusta; pero no me gusta que me guste."

POV Taemin.

Suspiré cansado, en general, el cuerpo me dolía. Juro jamás volver a dormir entre telas y maniquíes, es lo más incómodo del mundo. Ahora que lo pienso, no me he presentado correctamente, me llamo Lee Taemin y trabajo en el Sweetstream. ¿Qué es el Sweetstream? Tan sólo la boutique de vestidos de novia más famosa de toda Corea, fundada por el reconocidísimo diseñador Kim Kibum y por mí. Él y yo somos mejores amigos, tanto que estudiamos lo mismo, por el simple hecho de que nuestra afinidad nos llevó a tener gustos exageradamente parecidos. Aquí no hay jefes, sólo somos él y yo, pero si tuviera que decir que hay uno, entonces es él.

El Sweetstream, nunca odiaría este lugar, pero últimamente le tengo tal aborrecimiento, con todos sus vestidos, telas, y sobretodo noonas chillando de felicidad por el día de su boda. No debo pensar así, diseño vestidos de novia, pero no puedo evitar sentirme frustrado y celoso de saber que ellas ya encontraron a la persona indicada. Suspiré cansado, empezando a levantar mi cuerpo de debajo de todo, descontracturándome.

-¡Taemin ah!- Escuché la voz de hyung llamarme desde la puerta, sólo alcancé a levantar la vista un poco y ver el nuevo rollo de seda que traía consigo.

-¡Aquí estoy!- Alcé una mano, llamando la atención, ya que me encontraba debajo de un trozo de tela tan brilloso, que ya no recuerdo por qué razón la necesitaba. –Ayudeme.

Key se acercó a mí y de un jalón me puso en pie. Era increíble, se veía tan delgado, pero su fuerza es desorbitante.

-Gracias...- Sonreí, mientras levantaba mis bocetos de la mesa.

-¿Otra vez durmiendo?- Me preguntó, no enfadado, más bien divertido. –Deja de perfeccionar tu técnica, los diseños que haces son perfectos.

-Quiero que le lleguen a los talones a los tuyos.- Suspiré cansado, de nuevo me sentía deprimido por todo.

-Oh, no. Código azul.- Exajeró, imitando a los escuadrones anti bombas. –Vamos, dibujas muy bien.- Me abrazó por los hombros, dándome un reconfortante apretón. –Dime la verdad, ¿qué tienes?

-¡Ya lo sabes!- Chillé. –Es esta estúpida maldición de los vestidos de novia que me cargó. Hago vestidos de novia, porque nunca me casaré, no encontraré a mi pareja ideal.

-¡Por dios, Taemin ah! Eso no es posible, yo salgo con Jonghyun desde hace seis meses y tú...- Vi como la cara de mi amigo se transformó y comprendió el asunto.

-Terminó conmigo...- Dije en un hilo de voz. –Kyuhyun se fue...- Pude sentir un nudo en mi garganta, mientras una lágrima traicionera se atrevía a bajar por mi mejilla.

-No sabes cuánto lo siento.- Me volvió a abrazar, tratando de tranquilizarme. Ahora recuerdo para qué era la tela horrorosamente brillosa, estaba confeccionando el traje más horripilante de la historia para hombres como él. –¿Sabes? Te invito a comer, ¿sabías que el caldo de pollo cura corazones rotos?

-¿Caldo de pollo para el corazón? ¿Eh?- Limpié mi rostro, tratando de sonreír, de cierto modo, sé que ahora estaré mejor, ya no sufriré con la incertidumbre de otro posible engaño, pero extrañaré la costumbre de tener a alguien cerca de ese modo.

-Vamos, ya es tarde, tú acabas de despertar, y debes comer.- Prácticamente me tomo de la mano para arrastrarme las dos cuadras abajo, en donde se encontraba el mejor restaurante de comida que había en todo el centro de Seúl.

-¡Pero si son mis clientes favoritos!- Ji Yong salió de detrás de la barra registradora y nos a abrazó a ambos. –Es raro verlos fuera de su boutique.

Vestidos de NoviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora