Pasados

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Sentados en ronda, al rededor de una mesa de tamaño aceptable, con un mantel de color apagado y lamentable. Se veían tranquilos, relajados, como si no causaran ningún efecto a mi presencia.
Entonces aparece ella, la cual fingía que no había pasado nada en estos últimos días, pero prefería que actuara así antes de que armara una escena y la charla se volviera obscena.
Ella se sentó al lado de su ex extraño, mis ojos se abrieron como platos al darme cuenta de sus actos profanos de los cuales yo no podría hablarle más tarde a su amado.
Me senté cerca de un amor de verano. Llevaba esperando eternidades encontrarlo, y poder hablar de nuestras coincidencias y problemas, como si nunca hubieran pasado.
Me tomó de la cara, y acercó la suya a centímetros de distancia. Podía sentir su respiración tranquila, mientras la mía se agitaba al son de la melancolía. Simplemente se alejó, dejándome hecha trizas. Sabiendo que me eran difíciles las caídas, pero de todas maneras no me brindó ningún paracaídas.
Mientras tanto, los otros dos se reían, como si no les importara los altercados que tendrían por sus prohibidas fantasías.
Quise escapar de tal bochornosa demostración de fragilidad, pero no podía.
Ya me conocían.

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