La última cena.
La primera noche, le pareció un simple ruido, un gato en un árbol o un pájaro carpintero. Sin embargo, la cosa fue a peor. Se repetía todas las noches a las cuatro y trece minutos de la madrugada exactamente. Cuatro golpes seguidos en la puerta que se sucedían durante dos minutos hasta las cuatro y cuarto cuando, finalmente, el causante de ese ruido se cansaba y se iba.
Todas las noches a las cuatro y dieciséis ya estaba el servicio de habitaciones en el cuarto 313 convenciéndole de que estaba solo.
Era una estancia de diez días y él estaba deseando marcharse, pero no pudo cumplir ese deseo ya que la mañana del día número siete, lo encontraron muerto bajo la cama.
La cosa sucedió así:
Como todas las noches, el telefonillo de recepción sonó a las cuatro y cuarto de la madrugada. La llamada era de la habitación 313.
-No descansa ni una noche
-¡Qué clase de broma es esta!
-Deberíamos controlar el tipo de gente que se aloja en el hotel y evitar el trato con locos como este.
-¡Hasta podría ser peligroso!Todo esto se oía en recepción de parte del servicio de habitaciones mientras se preparaban para subir.
Al abrir la puerta y no verle, buscaron por toda la estancia hasta encontrarlo muerto bajo la cama con un tenedor clavado en el cuello.
-¿Cómo le ha podido matar un tenedor?-fue lo último que se dijo al respecto de Luis Conde a excepción de las preguntas de su madre, Alicia Namuerte.
Si hubieran sabido que no le mató el tenedor, sino el miedo... Esa noche Luis había abierto la puerta cuando llamaron por primera vez a fin de acabar con el misterio. Lo único que vio fue un camarero con una bandeja de plata y la cara borrosa e indefinida. Dejó la bandeja sobre la mesa y, del susto, Luis murió. Al caer tropezó con la mesilla manchándose de asado y clavándose un tenedor en el cuello. El camarero lo arrastró debajo de la cama y fue a servir la cena a la siguiente habitación. Tras diez años visitando la 313 cada noche, por fin se había deshecho de la bandeja que iba a entregar antes de que aquel cuchillo se le clavara en el pecho.
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La última cena
Short StoryUna historia de miedo corta que hará que te replantees muchas cosas.