El Hombre Del Auto

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Han pasado ya dos meses desde aquel mejor día de mi vida, papá está en el trabajo y mamá en casa, yo me encuentro a punto de salir del colegio.
Cuando por fin salgo y me dirijo a mi hogar, me da un dolor en el pecho muy intenso, muy doloroso, inmediatamente imagino que es un presentimiento, y me pongo a pensar en si mamá estará bien, o si papá habría sufrido algo, también pensé en mis abuelitos, y la urgencia por llegar a casa se disparo.
Yo iba de la escuela a mi casa y viceversa en un transporte personal del colegio, y era el último en llegar, por lo cual era un largo tiempo de viaje, para mis malos presentimientos.
A veces considero esta capacidad de tener presentimientos malos como un poder, mi madre también ha pasado por estos, e incluso a ella se le han hecho realidad casi en su totalidad. Odio cuando tengo uno... Y más... Cuando esté se cumple.
Al fin llego a casa y bajo casi corriendo del transporte, tanto así que ni siquiera me despido del chófer, entro a la casa y ahí está mi madre esperándome como cada tarde, lo primero que hago es abrazarla, ya que esto era un descarte... Ella al menos estaba bien.
Por cercanía lo primero que le pregunto es que donde esta mi abuelita Eva, y afortunadamente ella entra a la casa en ese momento, segunda persona descartada, y llega el momento de preguntarle por él.
Antes de permitirme hacerlo, ella me cuestiona el porque de mi cara de preocupación y de mi interés en saber como estaban ambas.
-Sentí una presión en el pecho terrible, y no pude evitar pensar malas cosas.
-Hijo... Esto... Es uno de los presentimientos como los míos... Y cuando son reales... Te desgarran por dentro.
-¿Pero que es lo que pasó? ¿Papá está bien? - le digo desesperadamente
-César, papá regresó a su casa antes de terminar su día de trabajo, cuando salió a comer, cruzó por detrás de un auto que estaba apagado, o al menos eso parecía, entonces el hombre del auto condujo en reversa, y...
Yo tenía una cara de asustado como pocas veces, estaba deseando no escuchar algo malo, pero ya estaba dicho... Papá perdió su pierna izquierda en 2006, en un accidente con agua hirviendo, el tenía una especie de grano en su pie izquierdo, que debido a la diabetes, se volvía potencialmente peligroso, las piernas suelen ser las zonas más afectadas por esta enfermedad, entonces él por insistencia de mamá y de mi abuelita, decidió ir al médico, sin embargo esta lesión estaba ya muy avanzada.
Una falsa doctora que solo buscaba ganarse dinero fácil sin siquiera poner atención a los problemas y males de sus pacientes, lo único que le recetó fue meter el pie en agua caliente con sal, remedio que era muy usado por nuestra familia, él regreso a casa y le dijo esto a mamá, que tenía en ese momento mucha prisa de empacar ya que iríamos los tres a nuestro pueblo para la festividad anual de la cual yo formaba parte, en una danza tradicional de aquel lugar, ella calentó el agua hasta hervir, puso la sal y se la entrego a papá recalcandole varias veces que estaba hirviendo, que la dejara enfriarse, entonces ella se fue a bañar, mientras yo me senté a su lado, él no atendió las advertencias de mamá, y metió el pie en el agua, aun recuerdo su cara de horror, de sufrimiento, causado por su propia necedad, sacó el pie después de un tiempo, y solo recuerdo como su piel se caía de la pierna, y el arrancaba los trozos que no caían, mamá regreso de bañarse y horrorizada me apartó de ese lugar y le reclamó a Iván por no hacerle caso y por permitirme ver aquella escena tan grotesca, sufrió quemaduras de tercer grado, y su pierna debió ser amputada, el usaba una prótesis que había aprendido a manejar a la perfección, nadie podía notar la pierna faltante.
-¿¡Qué le pasó?!-pregunto gritándole.
-El auto golpeó su prótesis, la rompió, y lastimó la parte restante de su pierna, tuvo que ser ayudado por personas que pasaban por ahí, mientras el hombre del auto solo condujo rápidamente para evitarse responsabilidades, por ahora el esta bien en su casa, pero tuvo que ser sedado por que no soportaba el dolor... César... No sabemos si volverá a caminar...

A partir de aquel día el ya no regresó jamás al trabajo, esta ha sido de las pocas veces que he sentido tan fuerte las premoniciones, así que, febrero de 2014 fue de las peores fechas que recuerdo.

Día De PartirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora