Cap.12 - Encuentros. "Te quiero"

382 14 3
                                    

Ambar se despertó asustada, con un mal presentimiento. Esa pesadilla volvió, los recuerdos aparecierón. Tal vez era porque nunca la pasaba bien el primer día en un hotel, o porque estaba lejos de Diaco. Tan raro como suene, ella desde que lo conoció dejó de tener esas imágenes en sus sueños.

Debía olvidar ese pequeño inconveniente, y apresurarse si quería llegar a tiempo.

La ducha no duró más de un cuarto de hora, y tardó unos escasos minutos en vestirse.

El viaje había durado varias horas, y no había pegado un ojo en todo el trayecto. Por lo tanto, al hacer contacto con la cama cayó en un profundo sueño.

Echaba de menos a aquel hombre, que con pesar había dejado en aquella hermosa ciudad. El día anterior había sido mágico, al igual que todos los posteriores desde su comienzo juntos. Estaba enamorada de Diaco.

Acomodó las pocas pertenencias que había traído, y salió de dicho hotel para ir a aquella reunión.

____________________

Era su boda. Loren aún no lo podía creer.

Al fin iba a casarse con el hombre de sus sueños. Iba a tener la fiesta que se merecía. Iba a ser un día inolvidable.

Veía a aquella mujer en el espejo, no la reconocía. Estaba tan diferente. Un vestido blanco cubría casi la totalidad de su cuerpo, dejando al descubierto sus delgados hombros. Su melena rubia recogida con algunas pequeñas orquídeas, le hacía parecer más joven. Aparentaba cinco años menos de sus veintinueve.

El maquillaje era tan delicado, que no parecía propio de ella. No era ella.

Loren había insistido en tener ese estilo, el de su madre. Por una vez en la vida quería parecerse a esa mujer. Y cuál oportunidad era mejor que el día de su boda?

Ella había sido la mujer perfecta, la había más que nada, antes de que eso ocurriera. Y también había querido a su hermano, otra alma pérdida. Desde ese día, donde tantas cosas habían ocurrido, Loren había cambiado. Ya no era ella, jamás lo sería. En realidad, nunca fue la misma.

Jamás tuvo que escuchar esa conversación, nunca debió meterse en esos asuntos. No. Eso no era real, no era posible. Solo debía olvidar, eso decía su padre.

Su vista aún se mantenia en el reflejo de aquella mujer que estaba a punto de tomar una gran decisión, cuando esa persona apareció.

___________________

La ceremonia ya comenzaba, y él aún no llegaba. Se sentía vigilado, esa sensación de que alguien lo observaba no se iba. Maldito día en que recibió esa llamada. Luego de que el chofer lograra estacionar el automóvil, bajo con un movimiento fluido.

Él era Jack Borlo, no le temía a nada ni nadie. Al contrario, debían temerle.

No podía dejarse debilitar por algún bromista imberbe, nadie lo podía derrumbar.

Tras colocar esos pensamientos en su cabeza, comenzó a caminar hacia la Iglesia.

Ese día era muy importante.

A unos pasos de la entrada, se detuvo. Había pasado mucho tiempo, y estaba igual que la última vez. Allí se encontraba, frente a sus ojos, esa persona que hace tiempo no veía.

_____________________

-Te extraño- Le dijo con esa melodiosa voz, provocando una amplia sonrisa en el rostro de Ambar.

-Y yo a ti. Lamento que hasta el lunes no podamos vernos.

-Obligaciones son obligaciones, entiendo. Pero te advierto que cuando vuelvas no te dejaré ni respirar, ya que tengo pensado estar junto a ti en todo momento.

-No me molesta la idea, es más, estoy ansiosa porque estemos juntos, Diaco.

-Mujer, me vas a matar.

-No sería por voluntad propia, te prefiero bien vivo. Cariño, debo cortar la llamada.

-Te espero con ansias preciosa.

-Nos vemos.

-Espera- Le interrumpió antes de que ella diera por finalizada la conversación -Te quiero Ambar- Dijo por primera vez.

En este tiempo jamás habían utilizado esas palabras, ya que a pesar de todo aún no se conocían lo suficiente. Pero él ya no lo podía ocultar, se había enamorado de la castaña.

-Yo también te quiero Diaco- Confesó luego de unos segundos de silencio, eso le había tomado por sorpresa. El susodicho soltó un suspiro de tranquilidad, en el momento que se le formaba una sonrisa en el rostro.

-Nos queremos- Aclaró con felicidad -No lo puedo creer, nos queremos- Repitió asombrado. Aún no le cabía en la cabeza que esa mujer respondía de igual manera a sus sentimientos. Él por primera vez sentía aquello por una mujer, era completamente nuevo.

-Nos queremos- Afirmó con la misma alegría -Luego te llamo. Adiós cariño.

-Adiós amor.

Y su sonrisa desapareció, cuando lo vió allí.

___________________

Estaba todo en su cabeza, cada paso que debía realizar. Jamás había hecho algo así, pero esto era un caso especial. Se lo debía a ellos.

Sabía que una simple llamada no bastaba, pero de a poco iba a lograr que él caiga. Su próximo movimiento estaba en marcha.

Jack iba a arrepentirse de sus errores.

___________________

Debía comenzar con su plan. Estaba todo preparado para dar inicio, pero algo se lo impedía. Sabía que esto era riesgoso, pero valía la pena. O eso creía hasta hace unos días. Hasta hace unos minutos.

No podía echarse para atrás, él debía cumplir con su venganza. Las cosas no podían salir mal. Luego de esto, volvería todo a la normalidad. No, sería aún mejor. Tendría su libertad de vuelta, y la tranquilidad que necesitaba.

Todo iba a salir como lo planeado, estaba seguro. Él tenía el control.

Al estacionar el coche a unos metros del establecimiento, se quedó unos segundos sentado para tranquilizarse.

A pesar de su seguridad, presentía que algo no saldría bien. Y ahí, a unos metros, estaba la razón de su preocupación.

¿Finales o comienzos? - Terminada. [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora