Es fácil distinguir los días buenos de los días malos.
Generalmente te das cuenta de que va a ser un buen día cuando despiertas emocionada por algo sin saber por que, te levantas y casualmente tu mamá se encuentra preparando tu desayuno/comida favorita, entonces le dices:
-Buen día, mamá.
Mientras que ella te responde sonriendo.
-Buen día, hija. Siéntate y desayuna, te espera un largo día y necesitas energías para comenzarlo.Mientras que en los malos, despiertas sin saber si amaneció, sigue siendo de madrugada, o ya pasó otro día. Entonces te das cuenta de que vas demasiado atrasada y saltas de la cama sin saber por que empezar primero, terminas poniéndote lo primero que encuentras, vas para desayunar pero tu mamá ya no se encuentra y ni siquiera sobró un poco del desayuno.
Bueno, ninguno es mi caso.
Mi vida es perfecta y patéticamente impredecible. Dependiendo de las circunstancias, claro.
Mis días buenos, suelen terminar pésimamente, mientras que los malos de forma maravillosa.
Empiezo teniendo una mañana perfecta, todo tranquilo, el mejor día de mi vida, pero cuando estoy a punto de finalizarlo Pum me pasan cosas como:Samantha, tu gato se mandó una tremenda cagada en tus sábanas blancas.
O
Tu crush comenzó una nueva relación hoy.
O
Sacaste un 8 en biología.Bueno, son pequeños detalles que parecen dramáticos y sin importancia, pero si me conocen a fondo, me comprenderán.
Hoy es uno de esos días en los que todo está donde tiene que estar, y dispongo de tiempo para todo lo que quiera. Pero como soy una alumna responsablemente irresponsable, voy a dejarlo para última hora, siendo vagamente consciente de que me sobra tiempo para acomodar tareas pendientes, pero existen cosas más importantes como:
Pasarme el día navegando en facebook, viendo lo bendecidas que se sienten las personas de aproximadamente 38 a 46 años.
Mientras que los jóvenes de 15 a 22 años, se pasan compartiendo memes y la otra mitad exhibiendo su cuerpo, en busca de alguna relación.Gastar tiempo observando fotos en Instagram, de mujeres hermosas que me suben el autoestima hasta el cielo je je.
Y por último, tumbarme en mi cama leyendo en twitter pensamientos como:
"Nadie tiene lo que quiere, pero si lo que busca"
O
"Para curar tu alma se necesita precisamente de otra alma"
O
Frases de amor propio como "Empieza por quererte a ti, enfocate en ti, las personas son pasajeras, mientras que tú eres para siempre"Pero hoy quiero hacer algo diferente, probar algo nuevo, salir de la rutina. La costumbre aburre.
Mientras Sender, acomoda sus dos últimos libros en la mochila, me quedo parada en frente de la puerta. ¿Conocen personas que son cansadoramente lentas?
Bueno, ella forma parte de esas personas.
Cuando por fin logra cerrar el último cierre que quedaba abierto, se acerca a mí y me pregunta:
-¿Y ahora? -Me mira esperando mi respuesta como una orden.
-No sé, no tengo planes, pero si planes de salir, si quieres acompañarme, eres bienvenida, y si no, también eres bienvenida.
-No tengo opción. ¿Verdad?- me pregunta sonriendo mientras se acomoda el mechón de pelo blanco ceniza que le tapa parte de su mejilla.
- Sí la tienes, lo que no tienes es algo por hacer por la tarde, a excepción de ponerte al día con tus series.
-¿Aaaah, sí? ¿Y cuál suena más productivo?- se cruza de brazos, sus brazos siempre fueron más largos que los míos.
Cuando jugábamos a policía y ladrón, en la plaza que quedaba cerca de su casa, sea cual fuera el papel que le tocara, terminaba ganándome.
-Hacer una cosa, sin saber exactamente qué, en marcha- le dije agarrándola del brazo derecho.Pasamos parte de la tarde buscando qué hacer y terminamos sin hacer nada. Que maravilloso.
Aunque por más raro que parezca, no hay necesidad de hacer algo cuando cuentas con buena compañía. Las personas con las que sueles hacer alguna actividad suele ser porque si quedan sin nada que hacer, no tienen nada de que hablar, entonces ahí surge el popular y menos preciado "Silencio incómodo", y no todas las personas tienen el placer de encontrar eso, alguien con quien estar en silencio, resulte reconfortante.
Hay tantas cosas por contar y contamos con muchísimo tiempo para llegar al final, lo que es difícil de mantener es la paciencia. Incluso a mí se me dificultan muchas cosas a falta de eso.
Pero como dijo Pitágoras "Paciencia pequeña saltamontes, las cosas buenas le llegan a aquellos que saben esperar" je je.
Bueno, quizá Pitágoras no haya dicho eso, pero seguro lo pensó y analizó, pero lo que dijo fue más por lo matemático para ocultar su impaciencia.
Él decía que en todo triángulo rectángulo, el cuadrado de la longitud de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de las respectivas longitudes de los catetos.Entonces, se los plantearé de la siguiente manera:
La vida es el triangulo rectángulo, el cuadrado de la longitud de la hipotenusa bien podría ser el tiempo, y la suma de los cuadrados de las longitudes de los catetos es la paciencia.
Esto quiere decir que en la vida, el tiempo es igual a la paciencia.
Conclusión, el tiempo es paciencia.
Bueno, a la persona que logra no perder la paciencia, el tiempo le brindará lo mejor.
Cada quién pudo entenderlo a su manera.Así eran nuestras tardes, con silencios cómodos, sabiendo que si cualquiera hablara, la otra no dudaría en escucharla.
Últimamente, hablar es agotador, por más que te esfuerces nadie escucha lo que en verdad quieres decir, solo sabe de lo que estás hablando.
Por eso la mayoría de las veces, opto por el silencio, y no, no es cuestión de desconfianza, lo contrario, es cuestión de mucha, mucha confianza, porque si sabes que al otro le sucede algo, pero éste no habla es por algo en especial, y no te preocupas, porque hay demasiada confianza como para poner en duda el por qué no te lo está contando.Mis semanas, incluso meses, solían ser similares, no soy una persona muy habladora, aunque en parte depende de quién seas y de mi estado de ánimo.
Y mi estado de ánimo últimamente estaba por el piso, y no precisamente por su partida, sino, por las cosas que uno va aprendiendo al sumar experiencias, vas dandote cuenta de que la vida es más Yin que Yang.
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ANTES DE IRME.
RomanceLa vida pasa muy deprisa como para detenernos. Al menos eso pensaba. Pero que bien se siente detenerme en tus brazos, apreciar detenidamente la vida, analizarla en todos sus sentidos, aspirar los olores, observar lo material y sentir tu presencia, a...