Capitulo I

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El día se despertó soleado. El sol se elevaba sobre las montaña y dejaba llegar los primeros rayos de sol al pueblo. Las calles se llenaban de luz y los gallos empezaban a cantar. Yo soy Remilgio, pero mis amigos me conocen por Remi. Yo era un chico de pueblo más o menos normal, de veintidós años, delgado y bastante alto para mi edad, ojos verdes y pelo castaño. Y... hoy era mi gran día, me presentaba a la entrevista de trabajo que podría cambiarme la vida. Salí de mi casa convencido de que ese trabajo iba a ser mío. Se trataba de un trabajo como periodista en el periódico del pueblo, "El gato cojo."
Cuando llegué a la redacción del periódico me hicieron esperar en una sala roja con un montón de fotos del pueblo y sus habitantes. La mayoría de las fotos eran de las fiestas que se celebran en el pueblo. Me gustaba ver en aquellas fotografías como cambiaban con el paso de los años las personas.
-¿Remilgio?
Giré la cabeza y miré hacia la puerta que tenia a mi derecha. Salió un hombre que parecía tener unos cincuenta y pocos años. El hombre no era más alto que yo, la verdad es que era bastante bajito. Era un poco gordo y vestía una camisa de cuadros roja, unos pantalones vaqueros y unas botas de montaña marrones. Tenía un gran bigote, una nariz achatada y colorada, ojos marrones y el pelo corto gris.
-Soy yo- solté mirándole.
-Muy buenas- me dijo mientras me estrechaba la mano- soy Manolo director de El gato cojo. Un placer.
-El placer es mío.- le dije haciéndole la pelota un poco para conseguir ese puesto de trabajo- Vengo por lo de la entrevista de trabajo...
-¡Es verdad!- Dijo interrumpíendome- ¡Contratado!
-Pe...pe...- dije en schock- Pero... ¿Y la entrevista?
-¿Que entrevista?- dijo en un tono irónico- ¡Bah!
-Y... Entonces... ¿Cuando empiezo?- pregunté.
-Cuando quieras, ahí tienes tu material de trabajo.
Manolo me señaló una mesa antigua de madera oscura tallada. Lo que había encima de la mesa era con lo que tendría que trabajar los próximos días: una libreta y una cámara de fotos. Las cogí y las guarde en mi mochila.
-¡Ale! Y ahora que ya tienes todo...- Dijo Manolo mientras me empujaba hacia la salida- ¡A EXPLORAR!

LAS CRONICAS DEL GATO COJODonde viven las historias. Descúbrelo ahora