Por la noche, puedo ser libre.
Nadie me oye ni a mí, ni a mis historias.
Nadie mira mis ojos verdes.
Nadie puede sabotear mi memoria.
Pero como todo, la noche es frágil.
El sol la mata cada nuevo día,
Y odio a más no poder.
Que convierta mis tristezas en falsas alegrías.
No es agradable fingir que estoy contenta.
Ni fingir que no me pasa nada.
A veces, soy muy poco disimulada,
Pues no vivo en ningún tipo de cuento de hadas.
La noche me da oportunidades.
Como gritar silenciosamente.
Sangrar profundo y llorar.
Cerrar mi mundo, a la vez que mi mente.
La noche, me ayuda a ver
Como la luna asoma su cara y se burla de mí.
Como las estrellas me miran con asco.
Como los planetas, se ríen por todo lo que sentí.
También me deja ver que soy rara.
Mientras la gente duerme,
Mis heridas se abren.
Sangran.
La oscuridad de la noche es sin duda,
Mi color favorito.
Pero el sol lo fastidia todo.
Haciendo que se vaya ese color tan bonito.
El sol es mi peor enemigo.
Mata a mi mejor amiga.
La deja sin oscuridad.
La deja sin vida.
Y una noche, la luna, acompañada de oscuridad,
Vendrá a por mi arrepentida.
De haberse burlado de mi inútil ser.
De no haberse dado cuenta de que la prefería a ella antes que a mi vida.
Y subiré al cielo volando,
Y me convertiré en una estrella.
Y estaré al lado de la gente.
Que siempre la prefirió a ella.
Esa sería una buena forma de morir.
