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MEREDITH

Sin duda esto era uno de los mayores retos jamás habido, como podía alguien despertarse y tener tanta energía como mi madre que ahora mismo no paraba de corretear por la casa con una carta en la mano y perfectamente vestida.

-Es una carta para ti -como siempre, pronuncia la "i" extremadamente aguda para incordiar y se acerca a mi como si nada en el mundo le importase, mi madre esta loca.

Le quito la carta para ver que era aquello tan importante como para enviarme una carta a mi. El sobre era blanco impoluto ni siquiera llevaba sello, solo ponía mi nombre, cosa que me causaba mucha curiosidad, ni que yo fuese importante.

Acaricio la carta con delicadeza y mi madre me grita al oído con su estridente voz que la abra, paso el dedo con delicadeza separando los dos trozos de papel pegado, dejando a la luz una carta doblada de manera que no se ve nada y con un tono azul muy ligero.

Saco la carta y la desdoblo con mucho cuidado de no dañarla, pero al leer lo que pone mi mente se queda en blanco, no tenia sentido, no había remitente ni sello y sobra decir que estaba escrita con una perfecta caligrafía, pero lo más extraño era que no había más que unas pocas palabras escritas. Y su significado no tenía ni pizca de sentido:

Si quieres que tus sueños se hagan realidad, el día 13 de Septiembre sigue a tu corazón y veras si tus mas ocultos deseos mereces lograr.

Era cómico, esto ya me resultaba mucho más normal, seguro que alguno de esos estúpidos del colegio me la habían mandado, pero, esa letra... Era imposible que fuera suya y además para que se iban a esforzar en molestarme, si total yo soy invisible.

Mi madre me miraba extrañada pero a su vez asentía con mucho entusiasmo, ¿acaso no podía ser una madre normal? No sabía que hacer, ¿y si era un violador? bueno no creo que nadie quisiese violarme, no le llego a nadie ni a la suela del zapato.

-Voy a ir -mi madre estuvo gritando como unos 2 minutos y al parar me miró con intriga quería saber el por que de la situación aunque tampoco era muy difícil saberlo -. No tengo nada que perder, la curiosidad podría llegar a volverme loca.

Y así fue durante los 5 días siguientes hasta que por fin llegó el 13.

JACKSON

¡Maldita resaca! ¡Maldita noche! ¡Maldito alcohol! ¡Maldito internado! ¡Maldita ¿chica con la que me había acostado?!

-Te amo Jackson -miro a la chica con desprecio, no se quien es y tampoco me importa.

Me levanto de la cama y visto tranquilamente para salir por la puerta de mi habitación dejando a la chica ahí como si nada, odiaba este internado de verano y en cima tendría que ir al instituto dentro de tres días, los profesores son estúpidos ¡¿Si no me quieren volver a ver para que narices me hacían repetir curso?

Paso por los estrechos pasillos llenos de puertas hasta llegar a la entrada menos mal que me había tocado la planta baja, me apoyo en la mesa de recepción marcando el ritmo de una melodía con las manos de la cual desconocía el nombre, la recepcionista llegó como siempre tarde y me tendío un sobre rojo con mi nombre en negro.

Lo abrí sin el mas mínimo interés y empecé a leer, al terminar me pude dar cuenta de que los pringados de el internado no tenían ni vida social, ni imaginación pero mucho menos respeto hacia mi persona.

Que se creian con eso de: tus mayores deseos se cumpliran el 13 de Septiembre, haz lo que te diga tu corazón. Yo no era una tia y mucho menos me guiaba por un corazón que por logica no habla. FRA-CA-SA-DOS esa era la palabra exacta para decribirlos, aparte de idiotas.

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⏰ Última actualización: Nov 10, 2013 ⏰

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