Dormía. Pero, la luz de un coche estacionándose me despertó. Era él. Escuche sus pasos acercarse a la puerta, después hubo un silencio. La abrió. Ahí estaba su silueta, tenia puesta una chaqueta. Sus ojos era lo único que resaltaba sobre su sombra. Se adentró en la habitación arrastrando sus pies. Había llovido. Cerró la puerta. Levanté las cobijas y lo invité a sentarse. Sentado en la cama toqué su piel. Era tan ardiente, su mejilla estaba cubierta por esa barba tupida. Me levanté y cerré la puerta, las ventanas. Hacia frío pero, aun así se quitó la chaqueta. Escuché como la tiró sobre la silla. Miraba a través de las persianas cuando instantáneamente, sentí su calor en mi espalda. Era su pecho y abdomen quemando en ella. Recargamos nuestras manos en la ventana y sentí como me cubría con su cuerpo. Me giré lentamente para recargarme en la pared. Él invadió mi espalda para sujetarme, me cargo y enrosque mis piernas a su cintura. Vi su rostro. Brillaba.
Luego, su mirada cambio y me volteó. Quedé sentado en la cama, él se acercó hasta tirarme boca arriba en la cama. Estaba sobre mi, sin camisa, dejando sus peludos músculos a mi vista, no me contuve y lo acaricié suavemente deslizando mi mano hasta su ombligo.
Sentí su palpitar. Quitó mi mano y sujetó su cinturón sacándolo de su pantalón. Se levantó y bajó sus pantalones hasta el suelo. Quedó en Bóxeres. Se quitó los zapatos y subió a la cama. Se recostó junto a mi.
Su dura mirada y sus gruesas cejas seguían observándome fruncidas. Sentí su mano en mi cintura subiendo y quitando mi camiseta. Hasta que su mano llegó a mi rostro y sus yemas ascendían por mi barbilla, mi mentón, mis labios, mi nariz, mis mejillas, mis cejas, mi frente.Sentía como sus palmas me recorrían. Llego al cabello y lo sujetó todo con una mano formando una coleta, lo tiró hacia atrás jalando y dejando mi cuello a su merced. Acercó sus labios a el y comenzó a masajear y recorrerme con sus dientes, lengua, saliva... Generandome hormigueo en el resto del cuerpo. Los suspiros estaban en el aire y los jadeos acompañaban.
Su otra mano bajó para deslizar mis pants lentamente. Con un movimiento circular me giró de costado, dejándome en una posición un poco incomoda. Le daba la espalda, ambos estábamos recostados de lado. Sentí mis bóxeres descender. Su mano nalgueo fuertemente mi trasero. El ardor cubrió mi glúteo. Luego sentí su dedo introducirse en mi boca. Sentí la asperocidad en mi lengua. Lo lubriqué. Eso era conveniente para mi.
Después, un frío invadió mi ano. Era su dedo. Me relajé, su dedo trató de entrar. El ardor empezó, lo extrajo y volvió a introducirlo. Y ahora no dolía. Podía sentir el objeto extraño entrar en mi y provocar que mi espalda se arqueara. Mis jadeos lo impulsaron a continuar. Percibía como sus nudillos topaban con mis nalgas. Extrajo su dedo y lo ingresó en mi boca. Ahora lubriqué dos de ellos. Sentí la presión en mi culo al ser dos los dedos entrantes. Los movió pausadamente y jugó dentro de mi. Sentí su respiración en mi nuca. Los sacó. Se acercó y aprecie el rose de su cabeza húmeda en mi culo, lo movió lentamente haciéndome sentir ansioso de que lo introdujera. Podía imaginarlo entrar. El arqueamiento de mi espalda provocó que esta tronara, lo cual me excitó un poco mas.
Acomodó su miembro y lo introdujo muy lentamente en mi culo. Gemí, mi voz se había tornado aguda. Mis gesticulaciones indicaban que entrara más. Llego al fondo. Tocó algo dentro de mi que al contacto me dolía pero, me encantaba. Sostuvo mis brazos y me cargó con su verga dentro de mi para dejarme encima suyo. Él estaba acostado, tuve que acomodarme un poco para sentarme, al hacerlo su falo provocó dolor en mi interior. Lo tenía dentro de mi y moví mis caderas apreciando el movimiento en mi interior.
Lo cabalgué un buen rato. Me volteó sin salir de mi y cuando me percaté ya me tenía en cuatro contra la cabecera. Venía lo duro, a pesar de que eso ya estaba dentro de mi. Recargó su abdomen en mi espalda haciéndome palpar sus fervientes vellos. Continuó con unas embestidas lentas que duraron poco por que prosiguió con una serie de golpes internos, veloces, constantes, duros. Su verga entraba y salia repetidas veces. Cuando se cansaba se detenía de golpe aun dentro de mi y me abrazaba. Inflaba su miembro, me percataba de ello al sentirlo bombear en mi interior.
Arañó mi espalda, lo que me provoco un jadeo, cosa que lo incitó a reanudar sus rudas embestidas. Cosa que me volvía loco, con ganas de que no parara nunca. Cuando estaba a punto de agotarme comencé a masturbarme. Estiraba las piernas acelerando mi orgasmo. Sus golpes eran cada vez mas veloces, hasta que se volvieron espaciados y profundos. Se había venido. Me apresuré y eyaculé, causando la estreches de mi interior, vaciando toda su venida en mi profundidad. Cansancio, eso había. Mi cuerpo se estremecía, el cual dejé caer plácidamente en la cama. Él estaba sobre mi. Se levantó, aunado, su miembro se retiraba, moviéndose hasta salir. Recogió su ropa y se vistió. Yo lo observe desde la cama. Volteó y me dedicó una mirada que explicaba la frialdad de sus acciones. Salió de la recamara y cerró la puerta.
Y ahí estaba yo. Acostado. Ignorando la realidad de mis acciones.
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A profundidad
Короткий рассказColección de historias cortas eróticas. -Heterosexuales -Homosexual -Bisexual -Tríos -Orgías