my happy little pill -l.s. (primera parte)

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El sol caía detrás de los grandes árboles. Era una escena preciosa, era lamentable que sería parte de mí tan retorcido plan.

El balcón de la habitación de Harry (de acuerdo, nuestra) era sencillamente hermoso. Daba vista al atardecer.
Miles de escenas así lograron presenciar mis ojos, todas acompañadas de mi lindo esposo.

Era mi lugar preferido, en él podíamos estar abrazados, o besándonos, o simplemente viendo escenas como éstas sin que las personas nos viesen.
Sólo él y yo.

Si, sé que éste no es precisamente el mejor lugar. Pero no quería ir a un hotel, sólo de imaginarlo me da escalofríos.

"Louis Tomlinson está ahora mismo en el hotel principal de todo LA" "¿Escuchaste que Louis está aquí?" "¡Si! ¡Vamos a conocerle!" Muchas gracias, pero no.

Había apagado mi teléfono hacia una o dos horas para estar en tranquilidad.
Nada de Danielle's, nada de Briana's, nada de Freddie's.
Sólo yo y mi consciencia.

Me tomé el antidepresivo que me había recetado el psicólogo hace tres meses. Era pasivo por naturaleza (algo que muchas personas creen que es mentira) pero aquello lo había aumentado.

Ya nada era igual, estaba solo. Con cada segundo que pasaba recordaba que no estaba en casa.
Muchas luces brillantes y sonidos de ciudad que sonaban como un robot.
Ya todo era desconocido.

Miles de ojos cegados y corazones vacíos, comprando felicidad en carros de supermercado.
No había mas que tiempo que matar, mientras bebía mi vida en botellas.

Siempre tenso, incómodo, cientos de guardaespaldas, Gucci por el boulevard.
Mi vida no era más que cocaína, billetes y antidepresivos.

Y Harry, mi precioso Harry.

Me levanté de aquella silla tejida y tomé el botecillo de pastillas. Saqué del estante de bebidas una botella de vodka y caminé al cuarto de baño.

Era grande, veinticinco metros cuadrados para mi total relajación.

Dejé las botellas en el lavabo y me senté en la taza del váter, meditando qué es lo que iba a hacer.

Miles de fans quedarían en shock, para luego (tal vez) suicidarse, algunas seguirán, pero será difícil, lo tenía muy claro. Pero mi mayor preocupación era Harry, mi dulce rizado.

Él era fuerte, lo sé por todos estos años. Es realmente cobarde que decida irme de esta forma, pero ya no puedo.

Me acerqué al lavabo y tomé las pastillas. Coloqué una en mi mano y la observé.

Ay, mi pequeña pastilla feliz. Esa pastilla que me sacaba de ahí, que secaba mis ojos y daba color a mis cielos.

Mi pequeña dulce pastilla, llévate mi hambre. Pero por dentro entumece mi piel.

Siempre estaba como una roca en el mar, flotando sin dirección alguna.
Conversaciones que nunca debí haber escuchado, filtrándose sin parar a mis huesos.

Cuatro paredes no son suficientes, nunca lo fueron.
Ahora me daré un chapuzón a lo desconocido.

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⏰ Última actualización: Oct 19, 2016 ⏰

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