El insomnio se define como dificultad para iniciar o mantener el sueño y puede manifestarse como dificultad para conciliar el sueño (insomnio inicial), despertarse frecuente durante la noche o despertarse muy temprano por la mañana, antes de lo planeado (insomnio terminal). [1] Según la duración del problema también puede dividirse en insomnio agudo si dura menos de 4 semanas, subagudo cuando tiene una duración de entre 4 semanas y 6 meses, o crónico si dura más de 6 meses. La queja más frecuente asociada al insomnio es la somnolencia diurna, baja concentración e incapacidad para sentirse activo durante el día. El insomnio puede deberse a muchas causas, entre ellas insomnio primario, estrés, trastornos psiquiátricos como la ansiedad o la depresión, insomnio relacionado con alteraciones del ritmo circadiano ciertos Anticonceptivos. En la actualidad, es frecuente la prescripción de fármacos para el tratamiento a corto plazo del insomnio, sin embargo el tratamiento farmacológico debe evitarse durante periodos de tiempo prolongados, y es conveniente en ciertos casos de insomnio crónico el uso de otras técnicas, como la terapia conductual, cognitivo-conductual. Es importante el uso de medidas generales o higiene del sueño, entre ellas seguir un horario lo más regular posible.[