Rozando, tocando, sintiendo.
Pasó su nariz por el cuello de Peter cuando este lo curvo hacia atrás con fuerza, dejando caer su cabeza sobre la almohada en un gemido.
Lo supo enseguida.
Ese era el lugar, ese era el aroma y esa exquisita exclamación de lujuria era el sonido perfecto, todo lo que siempre había deseado.
Con la yema de los dedos recorrió el rostro del chico, perfilando su nariz y dejandose estar en sus humedos labios mientras calaba más profundo dentro de él.
Sintiendo en plenitud como cada pulgada de si mismo se acoplaba a ese niño, ya no tan inocente.
Escondiendo el rostro en su melena, emitiendo sonidos quedos cerca de su oido, la mezcla perfecta entre suspiros y gruñidos, volviendo a enterrarse en él lentamente.
Las marcadas piernas de Peter le apretaban la cintura, cruzandose entre sí sobre su espalda, haciéndole cosquillas deliciosas al deslizarse. Haciéndolo sonreír acalorado.
Las finas manos de Peter extendidas sobre la colcha retorcian el cobertor cada que empujaba contra su cuerpo, cual metronomo pauteando el acto.
Los ojos de Peter se mantenían cerrados pero relajados, como él le había pedido, privandose de un sentido para maximizar el placer en otros.
Por primera vez en decadas su mente estaba en blanco, sólo él, la cama y Peter, Peter y su cuerpo, y su boca moviéndose involuntaria, y su cabello revuelto cayendo luminoso sobre la almohada, Peter y su tonificado abdomen, Peter y su estrechez. Peter....
La corriente eléctrica los alcanzó a ambos al mismo tiempo, juntando lo más que dieran sus cuerpos para sentir a sus almas encontrarse y regocijarse en placer.
Abrazandose para completar el ciclo.
Logan sintió ganas de soltar un aullido gutural pero guardo silencio, respetando el repentino acurruco del muchacho bajo sus costillas, acomodado como si ahí perteneciera desde siempre.
Y Wolverine comprendió entonces que así era.
Que aquel amante perdido en la Luna plateada, obligándole a aullar de dolor y perdida, descansaba ahora entre sus brazos.
Al menos por esa única noche.
Rozandolo con el cuerpo, tocandolo con el corazón, sintiéndolo con el alma de Luna llena al lado de su enamorado forastero.
