Lencería Erótica

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— Muy bien, Min Seok, aquí estás— se dijo a sí mismo mientras observaba con terror la puerta de ingreso a la tienda de lencería exclusivamente masculina.

"Lencería Macho Men" se podía leer en el cartel. O sea, ¿en serio? ¿No tenían otro nombre menos bochornoso?

— La gente ya no sabe qué hacer para atraer clientes— murmuró, suspirando en una clara señal de rendición.

Entró a la tienda sintiendo sus pies pesados, como si sus zapatillas fueran de plomo, y casi grita como una pequeña niña cuando un timbre retumbó por todo el lugar. ¡Joder! A la mierda se había ido la idea de pasar desapercibido. Ahora sentía como si un millón de cámaras estuvieran filmándolo.

Dándose ánimos mentalmente – y repitiéndose mil veces que entrar a tiendas de ese tipo era algo normal –, empezó a mirar las cosas que había a su alrededor, intentando encontrar lo que buscaba.

Mientras recorría la tienda, empezó a maldecirse por su estúpida y excesiva amabilidad. Definitivamente, tendría que haber dicho que no cuando Jong Dae apareció todo sonrisas para pedirle un favor.

"Mi amigo quiere sorprender a su novia con algo sexy para su cumpleaños. Prometí que yo iría a comprarle lo que me pidió, pero me surgió algo. ¿Puedes ir tú, Minnie? ¿Sí?"

Y él no había podido negarse a esa mirada inocente y dulce de su novio. Min Seok, en esos momentos, maldecía el ser débil cuando de Jong Dae se trataba. Pero maldecía aún más el no haberse dado cuenta de que su adorado novio le había ocultado cierta información bastante importante. Información que, si él la hubiese sabido, habría logrado que se negara rotundamente a realizar la compra. Cuando Jong Dae dijo "sexy", Min Seok nunca pensó que, prácticamente, se refería a "algo muy porno", o sea, "lencería erótica".

Sus pensamientos y deseos de estrangular a su novio y a sí mismo desaparecieron en el momento exacto en que vio algo que lo dejo en total estado de shock. ¿Eso era lo que él creía que era?

Acercándose lentamente, como si lo que vio fuera a comerlo, se dio cuenta de que eso era lo que él había pensado que era. Y Min Seok no sabía si reír por lo ridículo que eso se veía o llorar de la pura vergüenza de estar viéndolo.

Esa ropa interior masculina tenía, en el frente, la forma de la cabeza y el cuello de un gallo, ¡un jodido gallo! ¿Quién se pone algo así? ¿Quién carajos piensa que algo así se ve sexy?

Aguantándose las ganas de reír, desvió su mirada hacia un costado y, lo único que consiguió, fue sentirse aún más avergonzado de lo que ya estaba – y que aún siguiera conteniendo la risa.

Eso que veía ahora era ¿la trompa de un elefante? Joder ¡hasta tenía las orejas! ¿Qué carajos? Y de nuevo ¿alguien realmente usaba eso? Porque debían usarlo para que aún siguiera en venta, ¿no? Y, a demás... ¡Oh, por Dios! ¿Eso que estaba en los ganchos de al lado era una serpiente? ¡Y hasta tenía la lengua! ¡Por los mil demonios! ¿Era él el único que consideraba este tipo de lencería lo más horrendo que había visto? Interiormente, rezaba por no encontrar algo con la cara de un perro o de un gato. Eso sí que lo traumaría de por vida. Si existían, él prefería no saberlo.

Caminando rápidamente, se dirigió hacia otro lado, intentando encontrar lo que le habían pedido. Sabía que podía hacerlo más fácil y pedirle a alguien de la tienda que lo ayudara, pero él no haría tal cosa. Primero morir antes que consultarle a una de las chicas que había visto atender a varios de los clientes. Y agradecía haber visto que la persona que cobraba era un chico porque, si hubiese sido una mujer, Min Seok hubiese pegado la vuelta y no hubiese vuelto nunca más.

Casi grito cuando encontró la sección donde se vendían los conjuntos de lencería erótica. Estaba a unos pasos de su libertad. Solo necesitaba encontrar el traje, pagarlo y tomarse el palo de allí.

Ocultando su emoción por su pronta libertad, miró rápidamente las diferentes perchas con los trajes – si esas cosas diminutas podían llamársele trajes – intentando dar con lo que le habían indicado. Y juraba que escuchó un coro de ángeles cuando vio su salvación justo frente a sus ojos.

¡Allí estaba! Ese trajecito con un montón de cadenas que, sospechaba, eran para el torso, con el collar para el cuello, un cinto, y la ropa interior más diminuta de la historia hecha de cuero.

Sacándolo del gancho, vio la imagen – que venía con el traje – que mostraba como debía verse puesto. Y se sorprendió al ver que la cadena del medio iba desde el collar del cuello hasta casi la mitad del cuero de la parte de abajo. ¿Por qué el final de la cadena terminaba en "esa" parte, donde justo está ubicado el amigo fiel de los hombres? Ejem, era mejor no imaginarse el por qué o terminaría avergonzándose a sí mismo.

Pasando por la sección de trajes casi con los ojos cerrados para no ver más nada – aunque alcanzó a ver un pequeño traje de pirata, uno de policía y otro que era prácticamente transparente, tanto que Min Seok pensó que quizás representaba a un fantasma –, llegó a su destino, respondió cortésmente al hombre que le cobró por el traje y salió rápidamente de la tienda, respirando el aire fresco que tanto había necesitado.

Cuando llegó a su casa, dejó la compra colgada en la manija de la puerta del armario y se tiró de bruces a su acogedora cama. Se sentía muy cansado y, todavía, algo apenado por lo que había tenido que hacer.

Casi se duerme cuando escucha la puerta principal abrirse para, segundos después, escuchar el sonido de la puerta de la habitación.

Sin pensarlo dos segundos, se levantó de un salto, agarró el traje y se lo estampó en el pecho a su más que adorablemente diabólico novio para luego gritarle un "¡¡¡Nunca más en mi vida visitaré una lencería erótica masculina!!! ¿Estamos?"

Aguantándose las ganas de soltar una sonora carcajada, Jong Dae asintió. Se había visto venir algo así y, comprobar que había tenido razón, fue de lo mejor.

Dejando el traje a un lado, abrazó a Min Seok y beso castamente el adorable puchero que este hizo, para luego acercarse a su oído izquierdo y susurrarle unas palabras que dejaron a su novio completamente rojo.

— Imagíname, amor, disfrazado de un gato sexy. Con las orejas, un collar, ropa interior diminuta y una cola de gato. Incluso podría hasta usar garras falsas. Y ¿sabes qué? Creo que una vez ví algo así en una tienda de lencería erótica. Ahora dime, ¿realmente piensas nunca más pisar una tienda así?

La imagen mental no tardó en aparecer y Jong Dae rió traviesamente al ver la expresión de su novio. Si, le había dado a Min Seok algo con que fantasear. Y sonriendo como el gato astuto que era, le dio un beso en la frente a un más que impactado Kim Min Seok y se alejó silbando con el traje colgado de uno de sus brazos. Tenía que avisarle a su amigo que ya tenía su pedido.

Mientras tanto, Min Seok seguía sin poder moverse. Su mente proyectaba las miles de posibilidades que un Kim Jong Dae vestido de gatito traían. Y todas ellas eran más que buenas, mucho más.

Sin pensarlo mucho, y saliendo de su inicial congelamiento, agarró su notebook y buscó la página web de la tienda a la que había ido. Con un poco de suerte, en esa tienda tendrían lo que buscaba y... ¡Demonios! ¡Había una variedad bastante amplia de trajes de gatitos! ¡Joder! ¡Joder! ¡Y más joder! ¿Acaso querían matarlo de un extremo derrame nasal?

Sintiéndose estúpidamente emocionado, guardó en sus favoritos la página correspondiente. Ahora que lo pensaba, no parecía tan malo eso de usar lencería erótica, al contrario, se veía como una posibilidad muy prometedora. Lo único que necesitaba era juntar un poco de valor para regresar.

Y, esta vez, llevaría a Jong Dae con él. Estaba seguro que juntos se divertirían un montón y, quizás, podrían llevarse una que otra cosa más para probar... si... eso sonaba fantástico.

— Maldición— susurró— Ahora creo que amo esa tienda.

Y riéndose de sí mismo, fue a buscar a Jong Dae. Su novio ahora tenía un problema sexual del cual hacerse cargo.

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