Parte Única

2.3K 128 35
                                    


- ¿Así que me estas retando?-habló el chico alto de chaleco celeste-, bien, acepto.

Junto con una sonrisa ladeada tomó la bolsa con el sándwich en dirección al baño.

- ¡Espera! Tenemos que asegurarnos de que vas a comértelo, así que tiene que ir uno contigo...-dijo la chica alta de cabellera blanca con parsimonia.

- ¡Yo voy!-Respondió Rigby levantando la mano al lado de su mejor amigo, en un minuto ya estaban adentro.

Al momento de cerrar la puerta el pelicafé comenzó a ponerse nervioso por el encierro, Mordecai comentó lo limpio que estaba el lugar y luego se dispuso a comer, pero no paso mucho cuando fue interrumpido.

-O-ye si quieres puedo decir que te lo haz comido ya...-La necesidad de estar afuera se hacía latente con mayor fuerza, porque además de estar con la persona que le gusta, él era claustrofóbico.

-Rigby, soy un hombre de palabra así que voy a hacerlo.

Cuando este terminó, el menor intentó abrir la puerta, pero al tratar más de cinco veces se sintió desesperar.

- ¡Amigo, esta cosa se atascó!-El de chaleco café movía la manilla de la puerta repetidas veces sin poder abrirla.

-Por favor Rigby, no es tiempo de bromas...-habló el peliazul un poco enojado.

- ¡No estoy bromeando, odio los espacios cerrados!

Respondió casi a gritos así que el mayor intentó abrirla y al ver que esta no cedía también se asustó.

-Intenta por la ventana...

El castaño probo con pasar la mano por la especie de rejilla, pero al verlo imposible negó con la cabeza.

-Tenemos que pedir ayuda a las chicas.

Dijo Rigby encaramado en la ventanilla, cuando las llamaron ellas hablaron de una llave que abre todo, así que ambos no les quedó opción que esperar.

El menor se sentó en el suelo temblando y sudando por su fobia, Mordecai se sentó en la taza del inodoro mirándole, estaban en una posición que podía ser mal interpretada, pero el nerviosismo era más grande para dar cuenta en detalles.

Rigby comenzó a sentir aún más calor por el espacio reducido, así que se sacó el chaleco, quedando con una polera manga corta café, el sudor mojaba la lisa piel de su cuello expuesto y cara, la respiración se aceleró en ambos, pocas veces este se sacaba una prenda; Por parte de Mordecai el sólo hecho de tener un jadeante castaño mirándole con ojos dilatados le encendía; en cambio el menor sentía su mente nublada por el calor, por el espacio y por los dos ojos que lo devoraban, su extraña mente saco a flote sus deseos sexuales por su amigo, dejando en ella y cuerpo deseos de ser poseídos.

-Mordecai...

Su voz se escuchaba necesitada, el peliazul comenzó a sentir su pantalón un poco apretado, un espeso aire se empezó a notar.

- ¿R-Rigby...?

El corazón corría alocado mientras los segundos pasaban con lentitud, el mencionado percibía cada vez más atontada su mente, como si hubiera bebido o algo, lo que le dio un poco de valor para lo que pensaba hacer.

-Quiero salir de aquí...

Apoyando las manos en las piernas del mayor acercó su cara como un gato cariñoso y al tener tan poco espacio entre las bocas de ambos, sus ojos castellana brillaban, el peliazul sentía los nervios en todo su ser.

-No po-podemos ahora, ha-hay que esperar- tartamudeo, estaba por lanzarse a los labios que tenía al frente, pero su poca cordura se lo impedía, la amistad podía desaparecer a costa de ese desliz.

Faltaba la oportunidad (Morby Lemon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora