Ya teníamos decidido irnos a vivir juntos, y ya habíamos encontrado un piso decente en el cual empezar nuestra convivencia en un mismo techo. Hicimos las maletas y nos dirigimos a nuestro nuevo hogar. Una vez que estuvimos delante de la puerta le dije:
- ¿Sabes lo que va a pasar, no? -Sonreí mientras abría la puerta.
- ¿Que me encerrarás y no me dejarás salir nunca?, sí, lo sé -Rió.
- ¿Y que te parece?
- Genial. -Me saca la lengua y entra ella primero.
Vimos toda la casa como si no la hubieramos visto antes, dejamos las maletas y nos quedamos un momento contemplando lo que significaba esto, al fin juntos en la misma casa, estabamos más felices que un niño con una piruleta. Shu se acercó a mi y me susurró:
- Luego estrenamos la cama. -Dijo poniendo una sonrisa picarona.
- ¿Por que no ahora? -La tenté.
Me toca la nariz con un dedo y levantándose me dice:
- Impaciente. -Me sacó lal engua y se fue a ordenar su maleta.
Soy muy impaciente, eso no se puede negar, pero cuando tienes a la persona más maravillosa del mundo como mujer, me entran una ganas frenéticas de comermela de arriba a abajo.
Me fui yo también a ordenar la maleta y Shu preparó unos bocadillos para cenar, rápido y y rico. Mientras que se cambiaba en la habitación yo acabé de colocarlo todo y al rato me dirigí a nuestra habitación y me encontré algo que mi cuerpo no pudo evitar. Era ella, solo vestía un sujetador negro con adornos blancos y unas bragas semitransparentes del mismo color. Me desnudé y me lancé a la cama para comermela a besos, le besé el cuello, los hombros, la espalda, todo el cuerpo.
Sus jadeos empezaban a ser más fuertes, calentándome aún más. Bajé mi mano acariciando su cuerpo desde el cuello hasta las piernas, volviendo a su entrepierna para acariciar su vagina por debajo de sus bragas, que ya estaba empapada por sus fluidos, y le acaricié el clítoris.
Empezó a gemir y a acariciarme el cuerpo y, clavándome las uñas en la espalda, me dijo:
- Metemela YA.
Me encanta cuando lo dice, demostrando su gran deseo por mi. Le quité las bragas y el sujetador y situandome entre sus piernas metí mi pene en aquel paraiso que guardaba solo para mi. La metí despacio hasta que entró entera, ella gemía sin parar agarrada a mi, y me empecé a mover.
- Mmmmm no pares. -Me decía entre gemidos y jadeos. -Más fuerte.
Poco a poco aumentaba la rapidez de mis embestidas hasta llegar a un punto que se oía realmente alto el choque de mi cadera con su cuerpo. Tras un rato de gemidos, jadeos y demás me dijo:
- Para Noa. -Se incorporó al apartarme y se puso a cuatro patas poniendo su precioso culito en pompa, que pena que no quiera probar el anal. - Dame más.
E introduciéndola de nuevo en su vagina seguí con mis embestidas, dándola más y más placer hasta que le dije:
- ¡Shu me voy a correr!
- ¡Hazlo dentro!. -Lanzó un fuerte gemido.
Tras hacerlo muy rápido y fuerte acabé en su interior, llenándolo de mi. Shu cayó rendida en la cama y yo encima de ella, sin dejar de besar su hermoso cuerpo, y así nos dormimos.
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Eres mía
General FictionLa historia de un matrimonio muy peculiar. Se aman como nadie se ha amado jamás, pero su vida no es normal: Él trabaja y ella está encerrada en casa, su marido no la comparte con nadie. Ella es feliz como está, solo necesita a su marido, nada más. P...