Querido astrónomo.

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El cielo nocturno está tapizado de estrellas, son tan lindas al brillar de esa manera y el estar tan lejanas las hace aún más bellas. El viento es envolvente. Es tranquilo y trae consigo una frescura que hace querer respirarlo con más ganas. La luna apenas y se puede ver entre tantos árboles alrededor, de lo único que estoy segura es que esta escondida entre dos montañas altas y con un color amarillento. Se puede ver entre los huecos que hacen los árboles. Una sonrisa acompaña mis sentimientos. Paz, felicidad. Siento un ligero apretón en mi mano derecha, volteo un poco y está allí el chico a quien amo. Suspiro y vuelvo a sonreír. ¿Así de tranquilo se ha de sentir cuando estas enamorada? Vuelvo mi vista a las estrellas por un segundo, ya que mi mirada es robada por mi amado astrónomo de nuevo.

Querido astrónomo, estoy enamorada de ti como tú de las estrellas.

Él simplemente se queda viendo al cielo también. Haciendo comentarios interesantes sobre aquella belleza natural. Comienza a platicarme sobre constelaciones. "La Osa Mayor", que es circumpolar, o sea que nunca se pone en el horizonte y que se ve en el firmamento durante todo el año. "Pegaso", que también forma parte de sus comentarios, es otra constelación, la cual es visible durante un poco más de siete meses al año en el hemisferio norte desde los meses de julio hasta enero. Y en su lista no podía faltar "Orión", es una de las constelaciones más conocidas en el mundo y la que se robó el protagonismo de los datos y comentarios de mi chico. Sus estrellas brillantes y visibles le llamaban la atención al chico cuya mirada quería que me fuera dirigida a mí pero, que esa constelación se había robado.

Querido astrónomo, tu atención ha sido completamente robada, como lo es siempre, por las estrellas y constelaciones. Por el cielo. Nunca competiría con él. Creo que es un fuerte adversario pero, lucharé por al menos una mirada tuya.

Escucharlo hablar sobre las estrellas era tan bonito como estarlas viendo. Me gustaba la manera en la que sus ojos brillaban. Sus ojos parecían haber sido robados del cielo, como si dos estrellas se hubieran adueñado del par de pupilas del astrónomo. Sus labios seguían moviéndose y de ellos salía su voz. Esa voz que de vez en cuando era interrumpida por su lengua, la cual se tropezaba una que otra vez en su paladar y dientes. Era un poco gracioso como debía detenerse de repente para tomar aire y al mismo tiempo acostumbrar a su lengua a que seguiría hablando durante un rato. Su risa ante algunos comentarios o cuando se detenía hacía que mi cabeza volviera a su lugar y mis ojos también, me recordaba que debía ver al cielo y no solamente a él.

Querido astrónomo, ¿si fuera una estrella me mirarías así? ¿Si fuera una constelación tal vez? Me encantaría que esa mirada fuera dirigida a mí.

A él le gusta mucho ver el cielo y conocerlo. A mí me gusta verlo y conocerlo a él. Es interesante la manera en la que su mirada cambia cuando ve algo que ama.

Querido y tonto astrónomo, ¿acaso no notas que yo te observo? Estoy a tu lado... Quiero ser el cielo para poder verte de frente.

Su mano es cálida mientras cubre la mía. ¿A él le gustará tanto como a mí que nuestras manos estén unidas?

Querido astrónomo, nuestras manos juntas son más cálidas, ¿te gusta la manera en la que se siente?

Sentí como mis mejillas ardían por el simple hecho de haber sido descubierta por el chico mientras lo miraba. Él lo notó. Lo único que hizo fue ponerme frente a él. Ahora podía verlo mucho mejor. Podía ver la manera en la que su frente se arrugaba un poco al momento en que sus ojos expresaban sorpresa. O la manera en la que sus ojos se perdían en el fondo que me adornaba alrededor. Agaché mi rostro por el simple hecho de que no me creía lo suficientemente linda como para recibir su mirada. En cambio, el fondo que había detrás de mí lo era.

Querido y adorable astrónomo, mereces las vistas más hermosas del mundo para poder verlas siempre que desees.

Siento como sus palabras vuelan en el viento, acariciando mi rostro. "Eres hermosa, eres perfecta", es lo que escuché de parte de él. Lo miré. Sonreí un poco, no quería ilusionarme, así que simplemente decidí tomarlo como algo gracioso. Él me miraba de manera seria, él no estaba jugando. "Eres perfecta", volvió a repetirme.

Querido astrónomo, si tan solo supieras que tú eres el perfecto aquí...

Me envolvió en un abrazo. Cálido y dulce. Uno que hacía mucho no sentía. Uno que necesitaba sin ni siquiera yo saberlo. Lo abracé de vuelta. No dejaría que esta oportunidad se fuera de mis manos. No quería soltarlo. Lo abracé con un poco más de fuerza y pude escuchar como sólo sonreía. Cerré los ojos, disfrutado del aroma del chico, de la manera en la que sus manos sólo acariciaban mi cintura con timidez, del viento que nos envolvía en un tierno abrazo también. "Te amo", dejó escapar en un susurro. Abrí mis ojos lentamente. ¿Había escuchado correctamente? Él se separó de a poco para poder verme. Nuestras miradas se cruzaron, compartiendo sentimientos. "Te amo", susurré y ambos sonreímos.

Querido y amado astrónomo, te amo. 

Querido astrónomo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora